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El senderismo no está restringido a los meses más cálidos, en invierno también podemos disfrutar de esta actividad al aire libre (siempre que nos abriguemos muy bien) para así seguir disfrutando de bellísimos y espectaculares paisajes. En España, el abanico de opciones es amplio, desde recorridos por bosques nevados hasta senderos que nos llevarán a cascadas congeladas.
Nacimiento del río Cuervo (Cuenca)
El nacimiento del Río Cuervo es una de las excursiones por excelencia para hacer en la provincia de Cuenca. Hay varias opciones para llegar a esta cascada que se queda literalmente congelada con el frío del invierno. Por ejemplo, una ruta sencilla (y circular) es la del Sendero del Nacimiento del Río Cuervo, de tan solo 1 kilómetro y medio.
Monte Gorbea (Vizcaya)
El Parque Natural del Gorbea es uno de los espacios naturales más bonitos del País Vasco. Partiendo desde la localidad de Ubide podremos subir hasta lo alto del Monte Gorbea por un sendero de dificultad media-alta y una duración de 6 horas ida y vuelta. Al final nos toparemos con su famosa cruz metálica y unas vistas impresionantes.
Hayedo de la Pedrosa (Segovia)
En el municipio de Riofrío de Riaza, en Segovia, se abre paso el precioso hayedo de la Pedrosa. Este bosque del macizo de Ayllón se cubre de nieve gran parte del invierno y nos brinda la oportunidad de hacer rutas para todos los niveles, como el recorrido circular que sale del Puerto de la Quesera y se extiende por 6,5 kilómetros sin apenas desniveles.
Matagalls (Barcelona)
Dentro del Parque Natural del Montseny se alza el Matagalls, una montaña de 1.697 metros de altitud y la tercera más alta del macizo. En un exigente recorrido que parte del puerto de montaña de Collformic, llegaremos a la cresta caminando por un paisaje nevado de matorrales y los prados.
Bosque de El Potario (Madrid)
El municipio de Rascafría es uno de los destinos por excelencia para hacer una pequeña escapada a la naturaleza desde la capital. Entre las opciones más populares está el bosque de El Potario, conocido popularmente como bosque finlandés por su similitud a la vegetación del país escandinavo, sobre todo cuando lo cubre un manto de nieve. Podremos sumergirnos en esta masa arbórea haciendo una ruta desde el Monasterio de El Paular, cruzando el Puente del Perdón hasta llegar al corazón del bosque.
Laguna Negra de Urbión (Soria)
Entre los Picos de Urbión y la Sierra Cebollera, se encuentra una de las lagunas con más leyendas de España: la Laguna Negra de Urbión. Esta se sitúa a unos 2.000 metros de altura y tiene una profundidad entre 8 y 10 metros. Podemos llegar haciendo una ruta de senderismo entre pinos silvestres a través del valle del Revinuesa.
Cascada del Purgatorio (Madrid)
Otro paraje espectacular al que podemos llegar con una ruta de senderismo por el Valle del Paular es la Cascada del Purgatorio, formada por las aguas del arroyo del Aguilón. El recorrido es de dificultad media y tiene una duración de alrededor de 3 horas y 30 minutos (11,8 kilometros). Desde Rascafría, nos conduce por parte del histórico Camino de Madrid o de La Morcuera hasta las peñas del Purgatorio.
Ruta a la cascada de Zurreón (Jaén)
Las aguas de la cascada de Zurreón se quedan totalmente congeladas cuando bajan las temperaturas en el municipio jiennense de Torres. Los carámbanos de hielo combinados con el paisaje que envuelve este enclave crean una postal mágica, que podremos conocer gracias a una ruta que parte desde el área recreativa de la Fuenmayor. Solamente hay que seguir un sendero bien señalizado de poco más de un kilómetro que nos hace caminar entre bosques de pinos y encinas.
Camí de la Font del Roure (Tarragona)
Un bonito y desconocido paisaje de la provincia de Tarragona es el de la Font del Roure, ubicado a solo 4,6 kilómetros de la localidad de Vilaplana. El recorrido hasta allí consiste en atravesar una bonita zona boscosa que queda cubierta de nieve en invierno, pasando también por la Font del Llop.
Bufones de Pría (Asturias)
Uno de los fenómenos naturales más curiosos de Asturias son los llamados Bufones de Pría, en Llanes. Debido a la erosión del mar y la lluvia en la roca caliza, se fueron creando grietas y chimeneas que conectan el mar con la tierra. Así, cuando el oleaje golpea los acantilados, se expulsa el agua y el aire comprimido, creando chorros a gran presión. Este fenómeno se puede ver en otoño en invierno haciendo una ruta de cuatro horas por los acantilados, que empieza y termina en la localidad asturiana.
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