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Un salto de agua en una piscina natural inunda esta construcción del siglo XVII
La naturaleza siempre se impone. Son varios los fenómenos meteorológicos que han puesto en evidencia que los ríos vuelven a su cauce y pueden llevarse todo por delante todo lo que encuentre en su paso. Incluso un increíble molino.
Lo saben los vecinos del Moianès que en sus paseos por la montaña pueden encontrarse con uno de estos edificios bajo una cascada y, depende la época del año, completamente inundado. Hablamos sí, del Salt de la Tosca y, por tanto, del Molí de Brotons.
Molino con salto
A menos de una hora de Barcelona, a 545 metros de altitud, se encuentra este edificio histórico que, a pesar de ser arrollado por el agua, todavía se mantiene en pie. Eso sí, que nadie espere un molino del estilo manchego.
El de Brotons es un molino de toda la vida, de aquellos que usaban el agua para generar energía para los menesteres más comunes, como la fabricación de harina y demás. Se encuentre dentro de una gran cueva que se origina a la izquierda del río Marfà, justo en el punto donde se encuentra el Salt de la Tosca.
Vistas de lujo
Es en esta cueva troglodítica, en un espacio natural excepcional, que se alberga los restos de un antiguo molino harinero. Un impactante del molino con unas vistas que dejan alucinado a los que llegan hasta allí.
Junto a la caída de agua esta construcción se ha convertido en un símbolo, utilizado en catálogos, folletos y libros que hablan del Moianès. Sin embargo, para llegar hasta aquí se requiere cierto conocimiento local, ya que queda alejado de poblaciones como Moià o Castellterçol, y el acceso en coche es difícil y no recomendado.
Los riesgos de la visita
Las antiguas fotografías del lugar muestran que siempre ha sido un punto de atracción para fotógrafos y amantes de la naturaleza. Eso sí, a la hora de entrar, se debe tener en cuenta la situación meteorológica.
Cuando llueve, el río crece y, a pesar de que es el momento ideal para disfrutar plenamente de la cascada, es cuando resulta imposible cruzar el río para explorar los restos del molino. A pesar de ello, se pueden observar algunos vestigios, como dos antiguas molas, el taller, varias ventanas, muros y el encantador carcabà.
Un trágico pasado
Que nadie se haga el valiente. La historia del río y los diversos agujeros en la tierra que indican dónde estaba ubicada una antigua compuerta, deberían alertar al visitante de los riesgos que implica esta visita. La trágica historia de este molino se remonta a 1863, cuando una inundación se cobró la vida de los ocho miembros de la familia que habitaba allí.
Los residentes no previeron que las lluvias podrían provocar una crecida del río tan repentina. Se encontraban durmiendo cuando el cauce del río se los llevó por delante y acabó con sus vidas. Sólo uno de ellos sobrevivió. La cuna del bebé que acababan de tener sirvió de bote salvavidas para el neonato, que fue hallado sano y salvo en la ladera del río varios metros más abajo.
Cómo llegar
Quien quiera conocer este increíble y trágico molino, debe saber que es necesario andar unos 10 kilómetros de ida y vuelta. No tiene pérdida, toda la ruta que parte desde la plaza Mayor de Moià está señalizada con franjas blancas y rojas del llamado camino GR 3.
Moià está a menos de una hora de Barcelona. Uno debe ir en busca de la C-59 tras tomar el desvío de la C-33 en destino Santa Perpètua de Mogoda. No hay pérdida.
Sendero de acceso
Desde el centro de la población, se desciende bordeando el Parque Municipal y luego se cruza la carretera de Manresa a Vic. A través de granjas y campos, el camino forestal desciende suavemente hacia el río. Una vez cruzado el río, se abre un profundo desfiladero a la izquierda. Si el río está bajo, se puede observar desde el camino la cascada conocida como Salt Candeler. Finalmente, se llega a un cruce de caminos forestales: se deja el GR 3 a la derecha, que continúa hacia Monistrol de Calders, y se toma el camino de la izquierda, que sigue la dirección marcada hacia el fondo del desfiladero. Un sendero a la izquierda, no señalizado y antes de llegar a la ermita de la Mare de Déu de la Tosca, lleva en cinco minutos a cruzar el río a la altura del Salt de la Tosca y el Molí de Brotons.
A pesar de todas estas indicaciones, la ruta es muy fácil. Apenas hay desnivel y puede hacerla toda la familia. Las vistas no defraudan. La imagen que ofrece el salto del agua con el molino no puede ser más bucólica. Una postal preciosa que recuerda los riesgos de una naturaleza indómita.
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