Cinco planes en los Fiordos Leoneses con los que conseguir miles de “likes”
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Al resguardo de losPicos de Europa, justo en la frontera de León con Asturias y Cantabria, encontramosunos de los paisajes más impresionantesde toda Castilla. Aquí no hay mar, pero sí un gran embalse, el de Riaño. Cuando hace 37 años se llenó de agua, nueve pueblos quedaron inundados y el paisaje cambió para siempre.
Hoy es un lugar lleno de espacios naturales de gran belleza y tambiénlleno de actividades, tanto por agua como por tierra. Pero también han sabido conservar la esencia de sus pequeños pueblos, en los que descansar, relajarse y, cómo no,darse más de un homenaje gastronómicolleno de sabor y tradición.
Bajo las aguas de los Fiordos leoneses descansan nueve pueblos que quedaron inundados hace 37 años
Tras un largo y duro invierno, la naturaleza empieza a despertarse de su letargo y la zona vuelve allenarse de vida con la llegada de la primavera,uno de los mejores momentos para ponerse ropa cómoda y aventurarse a conocer la zona. Si no sabes por dónde empezar, aquí vancinco buenas ideaspara enamorarse de los Fiordos leoneses.
Ermita de Nuestra Señora del Rosario.
El antiguo Riaño quedó sumergido bajo las aguas del embalse, pero no todo se perdió. Los monumentos más destacados se trasladaron piedra por piedra para salvarlos del agua. Un duro trabajo gracias al que hoy podemos seguir disfrutando de laermita de Nuestra Señora del Rosario.Un templodel siglo XIIIque sigue siendo uno de los grandes ejemplos del románico leonés; además, en su interior se descubrieron unosfrescos góticos que estaban tapados con cal.Junto a esta ermita se ubicó también uno de los dos hórreos asturleoneses, un superviviente de los casi 80 que se cree había en la zona.
Espectacular atardecer en el embalse de Riaño.
2. Paseo en barco
El agua lo domina ahora todo, lo que permite disfrutar de sus más decien kilómetros de costay también de multitud de actividades acuáticas. Una de las más demandas es el paseo en barco, que permite apreciar el paisaje desde otra perspectiva y entender por qué se conoce a la zona como los Fiordos leoneses. Estas excursiones parten delpuerto deportivo de Riañoy durante el trayecto podrás escuchar parte de la historia de Riaño y algunas curiosidades del paisaje.
Foto desde el banco más bonito de León.
3. El banco más bonito de León
Así se bautizó en su momento y, hasta ahora, nadie ha podido llevarles la contraria.El paisaje que le rodea es de los más impresionantesque hayas visto, por lo que, al planear tu visita, añade tiempo extra a todas las fotos que querrás tomar en este punto. Desde aquí el paisaje de las montañas con el agua del pantano forman la postal perfecta.
Llegar hasta el banco más bonito de León es una maravilla de paseo bordeando el embalse
Además, llegar hasta este banco (y a uno vecino que está muy cerca) es otra maravilla. Se debe tomarel Paseo del Recuerdoque parte desde laermita de Nuestra señora del Rosario,en Riaño, y te conduce hasta el banco tras un kilómetro bordeando parte del embalse. Está muy bien acondicionado y es una delicia recorrerlo casi en cualquier época del año. A su paso, unos paneles informativos muestran imágenes de la zona antes del embalse y algunos detalles más de su historia.
El gran columpio.
4. El gran columpio
Si el banco más famoso de León te ha sabido a poco o necesitas más fotos todavía parasubir el número de seguidoresde tus redes sociales, este gran columpio es una apuesta segura. Situado en elMirador de las Hazas,aquí sí tendrás tu foto “influencer”. El Ayuntamiento de Riaño lo colocó hace menos de tres años y, desde entonces, es la gran atracción. Tiene más de ocho metros de altura y estáubicado a más de 1.200 metros de altitud.Es decir, lo tiene todo para que sea la experiencia en columpio más impresionante.
Vista del pico Gilbo desde un mirador.
5. Un poco de senderismo
Los bellos espacios naturales que rodean al embalse de Riaño se presentan como el lugar perfecto para perderse. Opciones hay muchas y van desde paseos por la orilla del agua desde donde disfrutar de las impresionantes vistas de las montañas o, para los más arriesgados, poner rumbo a uno de sus picos.
Si las entradas de agua entre las altas montañas nos recuerdan a los fiordos noruegos, el perfil del Pico Gilbo, cuya cumbre se encuentra a 1.667 metros, recuerda al mítico Matterhorn suizo, una de las cumbres más emblemáticas de los Alpes. En el caso leonés, la ruta no es muy larga, unos ocho kilómetros, pero sí algo exigente por el gran desnivel.
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