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Viajamos hasta la Costa Brava para descubrir un paraíso que está a tan solo una hora de Barcelona.
Que en España contamos con playas de infarto y calas que nos transportan al mismísimo paraíso no es una novedad, pero quizá muchos viajeros no conozcan aún el Caribe gerundense. Un enclave único que cuenta con calas escondidas, un castillo y miradores de infarto en la espléndida Costa Brava.
Ponemos rumbo al municipio de Lloret de Mar, situado a 78 kilómetros de Barcelona y unos 40 de Gerona para descubrir algunas playas que, a pesar de estar bañadas por el Mediterráneo nos transportan al Caribe. Y es que las playas de Lloret de Mar cautivan con sus aguas cristalinas y su arena dorada. En las más concurridas, las de Lloret y Fenals, los viajeros podrán relajarse bajo el cálido sol mediterráneo o disfrutar de una variedad de actividades acuáticas, que van desde el snorkel hasta el paddle surf.
Sin embargo, es en las calas escondidas donde la verdadera magia de este Caribe gerundense se revela. Cala Boadella, por ejemplo, constituye un remanso de paz rodeado de exuberante vegetación, mientras que Cala Sa Boadella ofrece un paisaje más salvaje y rocoso, ideal para los viajeros más aventureros que buscan rincones apartados con mayor intimidad. Y, si nos alejamos un poquito más, justo en el límite que separa Lloret de Mar y Blanes, Cala Treumal destaca por su entorno natural y por estar alejada de otras zonas de baño con mayor afluencia.
Pero Lloret de Mar no es solo un paraíso costero; también alberga una rica historia que se refleja en sus monumentos y sitios de interés. El Castillo de Sant Joan, construido en el siglo XI para defender la ciudad de los ataques piratas, se levanta en lo alto de un promontorio rocoso, ofreciendo vistas panorámicas de la costa y el pueblo. Los Jardines de Santa Clotilde, diseñados en estilo neoclásico italiano, son otro tesoro que combina la belleza natural con la elegancia arquitectónica.
También resulta imprescindible, sobre todo para los amantes del turismo dark, la visita al cementerio modernista. Este camposanto, que conserva la huella del legado indiano, ha sido declarado Bien de Interés Cultural e incluido en la Ruta de Cementerios Europeos. La reforma del que fue nuevo cementerio de Lloret fue impulsada a finales del siglo XIX por las familias de aquellos que se habían enriquecido en las Américas, gracias al comercio de ultramar.
Sumergirse en la cultura local es también una parte esencial de la experiencia en Lloret de Mar. Las calles muestran el legado de distintas culturas. Por una parte, nos encontramos con el patrimonio de los indianos y del modernismo, y, por otro, el de los poblados iberos. El Museo del Mar, ubicado en un antiguo faro, narra la fascinante historia marítima de la región, mientras que la iglesia de Sant Romà, con su distintivo campanario y su estilo gótico catalán, ofrece un vistazo a la arquitectura religiosa de la zona.
Otro de los grandes atractivos de Lloret de Mar es su maravilloso encanto natural. Y es que los amantes del senderismo tienen aquí su particular edén gracias a los numerosos itinerarios a pie que recorren el litoral o que se adentran en los bosques y ofrecen al visitante todos los secretos de la fauna y la flora mediterránea. Un buen ejemplo es la ruta de las playas, que a lo largo de casi 10 kilómetros permitirá al explorador descubrir las playas y calas de Lloret de Mar, desde Santa Cristina hasta la playa de Canyelles.
Hemos hablado de rutas senderistas, pero Lloret es también un lugar ideal para practicar cicloturismo o actividades de aventura. Entre las distintas propuestas que ofrece la población destacan las excursiones con quad, puenting, circuito de karting, rutas en 4x4 por los bosques de Lloret, paseos a caballo y un largo etcétera. Además, el municipio también alberga Water World, uno de los parques acuáticos más grandes de Europa gracias a sus 140.000 metros cuadrados.
Para los amantes de la buena mesa, el municipio que alberga el Caribe gerundense también ofrece un amplio abanico de posibilidades para descubrir los sabores más auténticos de Cataluña. La cocina mediterránea, propia de la Costa Brava, se puede degustar en la infinidad de establecimientos diseminados por todo el núcleo urbano. Y, entre sus platos más representativos destacan el suquet de peix, la escudella i carn d'olla, butifarra y unos buenos panellets para acabar con buen sabor de boca.
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