jueves, 4 de julio de 2024

Los mejores chiringuitos playeros de Barcelona (y alrededores)

 periódico


Es el mejor truco para escapar del bochorno estival: un día de playeo y adobarlo con una buena comilona y unas cañas en primera línea de playa  

El chiringuito Punta Roca, en la Cala Ginesta de Castelldefels.

Una tarde en un chiringuito y empatizas con los barones del PP y PSOE: ¿quién querría trabajar pudiendo estar siempre de vacaciones? Pero si no tienes la suerte de que tus amigos te encuentren un puesto a dedo, pásate por las playas de Barcelona, que ya está estrenada la temporada de chiringuito. Estas son las mejores recomendaciones donde aparcar el culo y rendirte a los placeres de la vida.

¿Empezamos por un clásico? Seguro que ya tienes en tu radar la estirpe de la Família Nuri, el grupo responsable de Ca la Nuri (playa del Somorrostro), Xiroi (Nova Icària) y Sal Mar (Barceloneta). Cualquiera de estos tres es una apuesta segura: la fama de sus arroces les hace justicia. ¿Que no eres muy arrocero? Sus tapas (ensaladilla, croquetas, bravas…) o sus platos tradicionales (prueba sus canelones) se llevan las mismas estrellas.

Arroz meloso con 'calçots', papada y 'allioli' de romero y buñuelos de espinacas con mayonesa de 'calçots' del restaurante Xiroi.

Una opción para los adictos a posturear: el Salt Beach Club. Es el chiringuito del W Barcelona (paseo Mare Nostrum, 19-21), que arranca el verano con una renovación del espacio y de su carta (con platos mediterráneos, tanto tapeo como paellas). Su ubicación, a pie de la playa de Sant Sebastià, le otorga el sello de aprobación ‘instagrammer’ como sitio idílico donde tomar cócteles al atardecer. De aquí salen buenas fotos.

Otra forma de hacer ‘match’ con un chiringuito. Preguntarle a la Guía Repsol, que ha reconocido con soletes a varios establecimientos de la costa catalana. En Barcelona están los vecinos Xiringuito Escribà (avenida Litoral, 62) y Can Fisher (avenida Litoral, 64), ubicados en la playa del Bogatell, y que dejarán satisfechos a los fans del buen comer (y del buen arroz).

Can Fisher: arroces con vistas a la playa del Bogatell. 

Siguiendo la Guía Repsol, dos imprescindibles más. Estos, en BadalonaL’Estupendu (Eduard Maristany, 75) y La Donzella de la Costa (paseo Marítim, s/n). Ambos, históricos chiringuitos donde se rinde culto a la cocina catalana y al buen vino. Una recomendación en Badalona para bolsillos más ajustados: el Marbrava (plaza Pati de Vela, 2), con platos más que decentes y con un menú contundente de entre semana de 15,90 €. Además, está situado en plena playa, en una de las zonas más fotografiables del litoral badalonés. Tomarte una cerveza aquí te deja muchísimo metraje de ‘stories’ que pondrá a muchos los dientes largos.

Una de las milanesas de Chalito.

Y, si eres fan de los chiringuitos, toca coger Renfe. Castelldefels es el ‘hot spot’. Aquí hay algunos de los más famosos de Catalunya. Por ejemplo, Chalito (paseo Martítimo, s/n), otro solete de Repsol, con una carta variada con mucha comida latinoamericana -incluidas sus gigantescas milanesas-. O Ananda, que abre de 9 a 23 h, y tiene una agenda de actividades para todo el día: desde yoga para empezar con buen pie, hasta una carta de cócteles para acabar un día de playa hincando el codo.

En Castelldefels también está el conglomerado playero de Tibu-Ron. Entre toda su oferta, destaca un clásico, el Solraig (paseo Marítim, 169), con arroces excelentes en primera línea de playa, y un secreto bien guardado, el Punta Roca (Port Ginesta), ubicado en una cala alejada de las zonas más masificadas, y que triunfa en las recomendaciones playeras de TikTok

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Canal Historia : En el pintoresco paisaje suizo, donde los Alpes se alzan majestuosos y los lagos reflejan el cielo de manera cristalina, se esconde una experiencia hotelera que desafía todas las convenciones. El Null Stern Hotel, cuyo nombre se traduce literalmente como "Hotel Cero Estrellas," ofrece una estancia que es tanto un experimento artístico como una declaración sobre el lujo. Imagina una noche bajo el cielo estrellado, sin las barreras de las paredes o el techo que típicamente definen un hotel. En este lugar, solo tú, tu cama y la vasta extensión del paisaje suizo. Los fundadores del Null Stern Hotel, los artistas suizos Frank y Patrik Riklin, junto con el empresario Daniel Charbonnier, idearon esta singular experiencia en 2008. Su visión era ofrecer algo más que un simple alojamiento: querían que sus huéspedes se conectaran directamente con la naturaleza y reconsideraran lo que significa el verdadero lujo. Ubicado inicialmente en un antiguo búnker de la Guerra Fría en Teufen, el concepto evolucionó hasta su actual versión al aire libre en el valle de Safien. En lugar de las tradicionales habitaciones, el hotel ofrece camas ubicadas en plataformas en medio del paisaje alpino, sin techo ni paredes. Aquí, el lujo no se mide en estrellas, sino en la pureza del aire, la cercanía con la naturaleza y la sensación de libertad absoluta. El Null Stern Hotel no solo desafía las normas de la hospitalidad tradicional, sino que también hace una declaración artística sobre nuestra relación con el entorno y el lujo. Los huéspedes son atendidos por un "mayordomo moderno" que les ofrece un desayuno en la cama y está disponible para satisfacer cualquier necesidad. Sin embargo, la verdadera atracción es el entorno: las vistas panorámicas, el aire fresco y la oportunidad de desconectarse del ruido y las distracciones de la vida cotidiana. La experiencia en el Null Stern Hotel no está exenta de desafíos. Los huéspedes deben estar preparados para enfrentar los caprichos del clima, desde noches frías hasta lluvias inesperadas. Pero para muchos, estos inconvenientes son un pequeño precio a pagar por la oportunidad de dormir bajo las estrellas en uno de los paisajes más hermosos del mundo. Desde su apertura, el Null Stern Hotel ha atraído la atención de viajeros y medios de comunicación de todo el mundo. Ha sido descrito como una "obra de arte habitable" y ha generado un debate sobre lo que realmente constituye una experiencia de lujo. En un mundo donde los hoteles de cinco estrellas compiten por ofrecer las comodidades más opulentas, el Null Stern Hotel recuerda a los viajeros que a veces, menos es más. En última instancia, el Null Stern Hotel es una invitación a reimaginar nuestras vacaciones y a redescubrir la belleza en la simplicidad. Es un recordatorio de que, en el corazón de los Alpes suizos, la verdadera riqueza se encuentra en las experiencias que nos conectan con el mundo natural. Así que la próxima vez que busques una escapada inolvidable, quizás consideres pasar una noche en el Null Stern Hotel, donde las estrellas son las únicas que iluminan tu estancia.

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