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Este es el nuevo pueblo tendencia en Italia por su misteriosa historia.
Bussana Vecchia se ubica en Liguria, una de las regiones más pequeñas de Italia, y ha passado de ser una aldea devastada por un terremoto, a un vibrante refugio para artistas. El pueblo se ha convertido en un museo al aire libre, donde además de arte contemporáneo, se puede apreciar la naturaleza que lo rodea.
Esta localidad tiene sus raíces en la época romana, pero fue durante la Edad Media cuando el pueblo se convirtió en un referente del territorio. El municipio se sitúa en lo alto de una colina de los Alpes Marítimos, por lo que Bussana ofrece vistas impresionantes, y cuenta con la arquitectura típica medieval de las aldeas italianas. Sin embargo, el 23 de febrero de 1887, un devastador terremoto sacudió la región, destruyendo gran parte del pueblo y causando la muerte a 2.000 personas.
El terremoto fue tan devastador que las autoridades decidieron que la única opción en esa situación era abandonar el lugar. Los supervivientes se trasladaron a una nueva localidad, bautizada como Bussana Nuova, que se construyó en una parte menos elevada del valle, y Bussana Vecchia fue oficialmente declarada inhabitable y olvidada durante un siglo.
El renacer de los escombros
A mediados del siglo XX, Bussana Vecchia comenzó a atraer la atención de artistas bohemios de diversas partes del mundo. En la década de 1960, un grupo de artistas liderados por el ceramista italiano 'Clizia' decidió instalarse en el pueblo. Sin permiso oficial, agua corriente o electricidad, los nuevos habitantes comenzaron a reconstruir las casas derruidas y a establecer talleres y galerías de arte.
Los artistas reutilizaron los materiales que encontraban entre las ruinas, y las casas fueron reconstruidas de manera rudimentaria, pero con un estilo único que reflejaba las vanguardias del mundo del arte. La comunidad que se formó en Bussana Vecchia se organizó de manera independiente, con reglas propias, y atrajo a más personas interesadas en vivir y crear en un entorno alternativo: en 1968, en el pueblo vivía una comunidad de 30 personas.
A medida que las tensiones con los Residentes de Bussana Nuova y las autoridades crecían, en julio de 1968 se emitió una nueva orden de desalojo, y la policía llagó al pueblo para hacerla cumplir. Los habitantes de Bussana Vecchia construyeron barricadas para evitar su expulsión, y tuvieron el apoyo de un gran número de reporteros internacionales que vivieron la escena con ellos. Ante esta resistencia, la policía decidió no proceder con el desalojo.
Hoy en día, Bussana Vecchia es un pueblo turístico lleno de galerías de arte, talleres de cerámica, tiendas de artesanía y cafés alternativos. Además, las mismas casas y muros de las calles son lienzos en los que los artistas han dejado su huella. Hay mosaicos, esculturas y murales que adornan los espacios públicos, de forma que el arte está integrado en la vida cotidiana del pueblo. Aunque muchos de los primeros residentes ya no están, la nueva generación de artistas ha seguido con la tradición de independencia y creatividad del renacimiento de Bussana Vecchia.
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