ecoticias
Actualmente, el mundo no hace lo suficiente para mitigar el cambio climático, tal y como se propuso en París en 2015. No se está en camino de limitar el calentamiento global a 2 °C (y muchísimo menos a 1,5 °C) digan lo que digan y prometan lo que prometan gobiernos, cumbres y demás. De hecho, al ritmo que vamos las temperaturas podrían aumentar en más de 3 °C para 2100.
La temperatura global alcanzó cotas inimaginables en 2016, 2017 y en 2020, de hecho, ese año, no solo la pandemia golpeó al mundo entero, sino que se registró una subida promedio de 1,25 °C por encima de la media, que es la que tenía la Tierra antes de la Revolución Industrial (1850-1900). Y las cifras del año 2023 han sido aún peores, lo que solo apunta a un agravamiento sostenido del calentamiento global.
Los números que se manejan están tan solo 0.25 °C de la temperatura que se pautó en el Acuerdo de París, como límite para el aumento global. Esto se hizo con el fin de prevenir, minimizar, mitigar o evitar algunos de los impactos más dañinos, de un cambio climático que los seres humanos han provocado y que no parece que quieran detener.
El problema es que los países acuerdan ciertos objetivos globales, pero en cuanto se suman los esfuerzos reales a los que se compromete cada uno, las cifras no concuerdan. Es más, ni siquiera se acercan a las metas que publican y publicitan. Porque en realidad no se está combatiendo ni minimizando eficazmente el Cambio climático.
Si todas las naciones cumplen al pie de la letra lo que prometieron en la las últimas Cumbres mundiales (COP), el calentamiento global para fin de siglo superará con creces los 3 °C, comparados con los niveles preindustriales. Es decir, que poco se hará para comenzar a mitigar de forma eficaz el cambio climático.
Diferentes calentamientos
No importa cuánto se dispare la temperatura global en el mundo, los problemas que este hecho acarree no serán iguales para todos. Los modelos climáticos sugieren que el Ártico, gran parte de Sudamérica y Centroamérica y la cuenca del Mediterráneo sufrirán un calentamiento mayor que el promedio mundial.
Además, para la mayoría de las personas las estadísticas sobre las temperaturas medias globales y los puntos regionales que más sufrirán el calentamiento son conceptos abstractos. Los toman como si no fueran a afectar sus vidas. Y solo los perciben como datos útiles para los científicos y quizá, para los políticos.
Para peor, cuando se habla de los resultados de los modelos climáticos, no se suele especificar cuál será la proyección real de esas cifras y en qué afectará a las personas. Es decir, cómo las olas de calor más intensas que estarán asociadas al cambio climático, pueden afectar a su salud, estilo de vida, su alimentación, su productividad y hasta su manera de disfrutar el ocio. Cambio Climático: vamos a peor.
Una realidad que ya llegó
La realidad es que, según como se preparen las ciudades y sus habitantes, podrán ser eficientes o no ante los resultados de dichas olas de calor, que pueden provocar eventos climáticos extremos en lugares que jamás los hayan sufrido: tifones, huracanes, inundaciones, incendios forestales, riadas, sequías y mucho más.
Y en cada ciudad, cada pueblo y cada aldea de cada una de las naciones del mundo, el proceso de preparación dependerá de infinidad de factores que van mucho más allá de la simple necesidad económica. Hay sitios que ningún dinero podrá salvar a sus habitantes de que sus tierras sean tragadas por la subida del nivel del mar, una situación que es prácticamente irreversible.
Por otra parte, el cemento y hormigón de los centros urbanos más grandes tenderán a estar más calientes que las zonas rurales o cercanas a bosques o zonas ajardinadas o arboladas. Por lo que la percepción del cambio climático también dependerá del sitio donde se halla cada persona.
Lo que es innegable es que las olas de calor ya no son solo una predicción meteorológica lejana. Están aquí y no parece que vayan a remitir. Todo lo contrario. Van a ir a peor. Tal y como lo vienen advirtiendo los científicos y expertos desde hace muchos años. Es hora de dejar de mirar para otro lado y comenzar a buscar soluciones eficientes para frenar el cambio climático, antes de que sea tarde para implementarlas.
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