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Las intoxicaciones alimentarias son más comunes en verano
La combinación de altas temperaturas, mayor exposición al sol y alteraciones en los hábitos diarios aumenta la incidencia de ciertas enfermedades. Estos cambios, junto con el aumento de la actividad de insectos y la proliferación de bacterias, hacen que el verano sea una época propicia para la aparición de algunos problemas de salud determinados.
«El verano suele registrar un notable aumento en los ingresos hospitalarios por enfermedades cuyo riesgo incrementa debido al calor y a las condiciones ambientales asociadas a esta estación. Entre las más frecuentes se encuentran las respiratorias, digestivas y dermatológicas. Estas condiciones de salud pueden ser graves y requieren atención médica, especialmente en grupos de riesgo como niños pequeños, personas mayores y aquellas personas con condiciones médicas preexistentes», explica el Dr. Alfredo Gaudes Pérez, médico general del Centro Médico Sanitas Zaragoza.
Algunos de los fenómenos asociados al verano, como los golpes de calor, pueden revestir gravedad si no se tratan a tiempo. Tal y como reflejan las estimaciones de MoMo (Sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas), recogidas por Sanidad, el exceso de mortalidad atribuible a temperatura entre los años 2015 y 2023 fue de 21.774 defunciones.
Con el objetivo de prevenir los problemas de salud relacionados con el calor, se ha elaborado un listado explicando cuáles son las enfermedades más comunes de esta época del año:
Intoxicaciones alimentarias: se producen al ingerir alimentos en mal estado por efecto del calor. Las intoxicaciones alimentarias son más comunes en verano debido a las altas temperaturas que pueden favorecer el crecimiento de bacterias en los alimentos. Para prevenir este problema, es fundamental mantener una adecuada higiene en la manipulación y almacenamiento de alimentos, asegurarse de cocinarlos completamente, refrigerarlos correctamente y evitar la exposición prolongada de comidas al aire libre.
«Durante esta época, ciertos alimentos son más susceptibles de ponerse malos. Entre ellos se encuentran los productos lácteos, carnes, mariscos y ensaladas preparadas, por lo que hay que tener un mayor cuidad y prestar atención a la hora de ingerirlos», explica Andrea Danielle, nutricionista de Blua de Sanitas.
Otitis: se origina porque queda agua en el oído después del baño en la playa o en la piscina. Además, si el agua está contaminada por bacterias, puede generar una infección del oído medio. Es recomendable secar bien los oídos después de nadar utilizando toallas y movimientos suaves para eliminar el agua. Usar tapones para los oídos a modo preventivo es buena opción si fuera necesario.
Infecciones fúngicas: se pueden contraer en cualquier lugar en el que se camine descalzo sobre un suelo mojado y esté previamente contaminado por otras personas que ya tienen la infección. Para prevenir estas infecciones, se recomienda usar sandalias o calzado adecuado en lugares públicos húmedos, mantener los pies secos y limpios y evitar compartir objetos personales como toallas y calzado.
Faringitis y bronquitis: los cambios bruscos de temperatura que pueden suponer, por ejemplo, encontrarse en un local con aire acondicionado demasiado frío y salir al calor intenso de la calle suelen generar estas patologías. En concreto, estas variaciones pueden irritar las vías respiratorias y favorecer la proliferación de virus y bacterias. Regular la temperatura de los espacios cerrados de manera que no haya grandes contrastes con el exterior, mantener una adecuada hidratación y protegerse del calor excesivo con ropa ligera y ventilación adecuada en los ambientes cerrados va a ser clave para evitar la aparición de estas enfermedades.
«En el caso de las personas mayores, estos cambios bruscos de temperatura pueden tener un impacto más significativo aún en su salud debido a la disminución de la capacidad del cuerpo para regular la temperatura y una mayor susceptibilidad a las infecciones respiratorias», añade Miryam Piqueras, supervisora médica de Sanitas Mayores.
Reacciones alérgicas a picaduras de insectos: destacan las de avispas y abejas. Como medidas preventivas se recomienda evitar áreas donde estos insectos suelen anidar y usar ropa protectora, así como repelentes de insectos. En cualquier caso, ante cualquier síntoma de reacción alérgica después de una picadura, se debe buscar atención médica de inmediato, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta.
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