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La gastronomía francesa es una de las más importantes e influyentes del mundo. Por algo es Patrimonio de la Humanidad. Si viajamos a Francia, comer debe ser un capítulo fundamental de nuestra estancia. Llevan siglos de tradición culinaria, de la que están muy orgullosos y con la que son muy exigentes.
Comer bien en el país vecino es fácil y no necesariamente caro. Hay una enorme variedad de precios. Se puede comer muy caro, pero también muy barato y muy bien. Por cierto, los franceses comen a partir de las 12 del mediodía.
Si es nuestra primera vez en Francia, en los restaurantes más informales, brasseries y bistros, y en los de más nivel podemos (debemos) pedir y probar los platos típicos. Ni croissants ni ratatouille, estos que siguen son algunas de las mejores preparaciones clásicas del recetario francés.
Sopa de cebolla
Su popularidad se remonta al comienzo del siglo XVIII porque antes la sopa de cebolla era considerada un plato de pobres. Ahora es muy popular en toda Francia. Cuentan que se popularizó gracias al rey de Polonia, al que gustó mucho cuando la probó y quiso saber cómo se hacía.
Caracoles con mantequilla y perejil
En Francia, como aquí, gustan los caracoles. Pero allí son grandes y la mantequilla es la base (otra vez) de su preparación. Comúnmente llamados caracoles borgoñeses (Escargots de Bourgogne), se cocinan con una crema de mantequilla y perejil. Se presentan en sus conchas, degustándose con un pincho para caracoles.
Boeuf bourguignon
Es un plato típico de la Borgoña, región conocida por su ganadería y sus vinos tintos. Consiste en trozos de res cocidos a fuego lento en vino tinto y verduras. Este estofado de buey exige una cocción muy lenta de la carne. Además, incluye ajo, cebollas, zanahorias, champiñones y un bouquet garni (manojo de hierbas aromáticas atadas con un hilo).
Coq au vin
Este pollo (gallo en realidad) al vino es una variante del boeuf bourguignon, preparada a base de gallo marinado en vino tinto, panceta y champiñones. Su origen está en Auvernia. Lleva gallo, vino, cebolla, caldo y otras verduras para la guarnición.
Bullabesa
Es la famosa sopa de pescado de Francia. Es típica de la región de Marsella, e la costa mediterránea. Se hace con diversos pescados y mariscos, a los que se añaden tomates, hierbas, mostaza y yemas de huevo. La sopa se consume con pan o patatas.
Cassoulet
Tal vez el verano no sea el mejor momento para probar este plato, porque es contundente. Originario de Laguedoc-Roussillon, es un guiso con alubias blancas que se cuecen con trozos de carne y embutidos. Está compuesto de alubias blancas, muslos de pato y carne de cerdo.
Confit de pato
El confit es una antigua técnica de conservación de los alimentos, originaria de la región francesa de Gascuña. El confit de pato es un plato hecho con el muslo del pato que se sala y se escalfa en su propia grasa. Mejor no hacerlo en casa porque lleva mucho tiempo (hasta 36 horas). Es un plato muy sabroso y nutritivo, que normalmente va acompañado de una guarnición de patatas.
Quiche Lorraine
Este plato nace en la región de Lorena (lorraine), región francesa fronteriza con Alemania (de ahí el nombre quiche, tarta que es küche en alemán). La quiche es una especie de tarta salada cuya base es de masa quebrada. Tiene diferentes tipos de rellenos, pero el más tradicional y conocido es el que llamamos quiche lorraine: huevo batido, nata líquida, puerro y bacon o panceta en trocitos. Se come tanto fría como caliente.
Tarta Tatín
Es una tarta de manzana caramelizada. Lo que hace distinta a la Tatin es que se voltea una vez que la cocción está terminada. La leyenda cuenta que nació en el pueblo de Lamotte-Beuvron, en el Valle del Loira, donde vivían las hermanas Caroline y Stéphaine Tatin a las que les salió así por error. Luego, la desarrolló el chef pastelero del famoso restaurante parisino Maxim’s.
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