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No hay nada mejor que un típico pueblo del Pirineo catalán para disfrutar de unas buenas vacaciones de invierno.
Se acerca el invierno y lo único que apetece es refugiarse al calor del hogar en el pueblo más acogedor y remoto del planeta. Aunque quizá esto es para los más contemplativos, nadie puede negar que alguna vez le ha apetecido esconderse en un lugar así, donde la nieve lo cubra todo y el espíritu invernal invada a cualquiera que pise su suelo. Cataluña, y más concretamente el Valle de Arán, cuenta con una importante cantidad de pueblos que cumplen estas características; pero solo uno es el ideal para pasar unas vacaciones de invierno inolvidables.
En lo más alto del valle leridano, una de las comarcas más especiales del Pirineo catalán, se ubica un pequeño pueblo de poco más de cien habitantes, a orillas del río Unhòla. Es allí donde la vida parece detenerse, donde las casas de piedra y pizarra se funden con la montaña y las flores, incluso en invierno, adornan las pocas calles que lo constituyen. Es allí también donde Pau Donés, vocalista del grupo Jarabe de Palo, decidió pasar sus últimos días y es allí donde recomendamos a los viajeros que se escapen este invierno.
Sumérgete en un pueblo típico aranés
Hablamos de Bagergue, el pueblo más alto del valle. El blanco es el color que suele reinar en la población, pues, en cuanto comienza esta época del año, la nieve se adueña de todo y convierte el paisaje en algo único. Además, aunque es bastante pequeño tiene un montón de atractivos que todo el mundo debería conocer, empezando por su centro histórico. Un paseo por estas calles es conocer la arquitectura típica aranesa y una parte del Inventario del Patrimonio Arquitectónico de Cataluña.
Entre sus estrechas calles se esconden algunas viviendas populares como la casa Menginat, una casa solariega del año 1804; la casa de Pansart o incluso la de Pau Donés, donde se filmó el documental 'Eso que tú me das'. Destaca también la Iglesia de Sant Feliu de Bagergue (San Félix en castellano). De origen románico aunque con algunos detalles del barroco -época de la que se conserva la 'cruz de Bagergue' sobre la nave central-, fue construida entre los siglos XII y XIII y reformada y ampliada 300 años más tarde.
Descubre sus tradiciones
Su exterior es sobrio y sencillo, como suele ser costumbre en los templos religiosos de la zona, pero en su interior guarda una de las piezas sacras más antiguas del Valle de Arán, una estela funeraria de la época romana. Para empaparse de la tradición de Bagergue podemos visitar el Museu Eth Corrau, donde encontramos más de 2.500 objetos de la vida cotidiana de los antiguos araneses, así como objetos de artesanía, rurales o culturales. Ahora está cerrado temporalmente, pero se puede hacer parada en otro lugar igual de tradicional.
Se trata de la quesería más alta del Pirineo, Hormatges Tarrau. Fue fundada por los hermanos Tarrau en 2006 y contiene hasta 20 tipos diferentes de queso que sirven también en los restaurantes y bares del pueblo. Los mismos lugares donde degustar la rica gastronomía del lugar, entre la que es obligatorio probar el fricandó, la truhada aranesa -una especie de puré de patata- o las patatas rellenas de carne. Y, por si pareciera poco, todavía queda por explorar todo el entorno natural.
Un entorno de postal
A poco más de ocho kilómetros se ubica la estación de esquí de Baqueira Beret, por lo que practicar este deporte quizá es la mejor opción para la temporada invernal. Para los días más soleados es posible realizar alguna de las múltiples rutas de senderismo que hay por los alrededores de Bagergue, como la del collado de Varradòs, una de las zonas más populares del valle de Unhòla pero también de las más salvajes. Si te atreves a ir en invierno, lo más recomendable es contratar una excursión en raquetas o 4x4, ya que puede haber aludes.
Otra opción es la que comienza en Plan des Artiguetes y finaliza en las cascadas de Saut deth Pish, dos saltos de agua de en torno a veinte y cinco metros de altura que provienen del lago glaciar Long de Liat. Este es un itinerario circular de 1,2 kilómetros y dificultad baja, que transcurre por el bosque de Sieso, el lago de Varradòs y algunos de los miradores más bonitos de la zona. Sea cual sea tu plan, sumérgete en Bagergue como un local este invierno, en el bello pueblo de casas de piedra y flores en los balcones, donde la vida se detiene.
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