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Un rincón inhóspito de Argentina cargado de una belleza deslumbrante.

Al noroeste de Argentina, en una prolongación del ambiente de aridez extrema del vecino desierto de Atacama, un paisaje digno de ser escrito en letras de oro en los manuales de Geografía de América del Sur nos sorprende por su gran belleza natural y por su desconocida personalidad.
Nos lanzamos a conocer el Campo de Piedra Pómez de Antofagasta, un lugar que parece sacado de otro planeta.
Un paisaje impresionante
Aunque quizás podamos llegar a confundirnos por el nombre con la conocida ciudad chilena de Antofagasta y su provincia, lo cierto es que, al otro lado de la frontera, en territorio argentino, existe un departamento homólogo que esconde una auténtica belleza natural. Antofagasta de la Sierra, en la provincia de Catamarca, nos deslumbra con una gran área volcánica en la que la acción de la naturaleza ha creado un escenario sublime protagonizado por la piedra pómez.

El Área natural protegida Campo de Piedra Pómez es el resultado de las fuerzas de la Tierra hace miles de años, producto de las emisiones de volcanes cercanos. Este peculiar paisaje se caracteriza por una vasta extensión de formaciones rocosas originadas por la actividad volcánica, que transforman el terreno en un espectáculo de formas y colores únicos.

El cielo azul intenso y el terreno árido, junto con las formaciones rocosas, hacen del Campo de Piedra Pómez un paraje que no deja indiferente a quien lo visita. Un lugar en el que el tiempo parece detenerse y la naturaleza se presenta en su forma más pura y cautivadora. Para aquellos en busca de una aventura fuera de lo común, rodeados de un paisaje impactante y enigmático, este campo volcánico es una joya escondida que invita a ser explorada.

La magia de la piedra pómez
El Campo de Piedra Pómez debe su nombre a las características rocas blancas y ligeras que cubren gran parte de su extensión. Estas rocas son el resultado de erupciones volcánicas antiguas, donde la lava se enfrió rápidamente, atrapando burbujas de gas en su interior, lo que les otorga una textura esponjosa y su color blanco brillante. Al caminar entre ellas, es imposible no sentir la sensación de estar explorando un terreno surrealista, casi lunar. La gran extensión de estas formaciones rocosas se combina con un cielo despejado y un silencio abrumador, creando una atmósfera mística y única.

Hasta hace pocos años eran muy pocos los que llegaban hasta este apartado rincón de Argentina. No fue hasta el momento en el que los guías locales comenzaron a diseñar circuitos por la zona cuando el lugar comenzó a darse a conocer al público en general. A pesar de ello, aún permanece como un rincón poco conocido con respecto a otros parajes de la misma talla del continente americano.

El recorrido por el Campo de Piedra Pómez nos lleva por caminos polvorientos que serpentean entre gigantescas rocas, algunas de las cuales parecen esculpidas por el viento y la erosión de manera prodigiosa. A medida que nos adentramos en este paisaje las rocas cambian constantemente, ofreciendo una variedad de formaciones naturales que invitan a la imaginación: desde columnas puntiagudas hasta formaciones que asemejan figuras humanas o animales. Todo un tesoro para los amantes de la fotografía y de la naturaleza más insólita que no tiene desperdicio.
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