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Hay Doha más allá del aeropuerto. La capital de Catar ofrece a sus visitantes un variado repertorio de planes, visitas y cocinas que te harán descubrir decenas de Dohas diferentes comprimidas en una sola ciudad.

Doha, en Catar, es esa ciudad en la que todo el mundo ha estado, pero nadie ha visitado. Su aeropuerto es uno de los que más escalas opera del mundo (ha sido calificado como el puente entre Europa y Asia), pero el turismo del país está todavía por despegar. Eso es una buena noticia para los viajeros: significa precios moderados, monumentos poco masificados y toda una joya oculta por descubrir.
La el momento es ahora: Qatar Airways ofrece a sus viajeros la posibilidad de realizar una escala larga. Es decir, si tienes un vuelo con escala en Doha, puedes alargar tu estancia en la ciudad y quedarte durante unos días por el mismo precio.
Cuando te alejes del aeropuerto, después del camino de palmeras que te dará la bienvenida a Catar, descubrirás una urbe que aglutina embarcaciones pesqueras con edificios ultrafuturistas, mercados de especias con restaurantes de lujo, mezquitas policromadas con barrios que parecen escenarios de teatro, desiertos de dunas con centros comerciales al aire libre. Doha es la ciudad de los contrastes y esto es todo lo que tienes que hacer si la visitas.

Cuántos días hacen falta para visitar Doha y Catar
Aunque Doha tiene mucho que ofrecer, es posible visitar todas las atracciones principales en solo 3 días. Si quieres un conocimiento más profundo, incluyendo un recorrido por sus museos y una excursión al desierto, recomendamos que te quedes, al menos, 5 días.
Fuera de Doha no hay mucho Catar que ver. El país es prácticamente todo desierto, por lo que las poblaciones se aglutinan en las zonas de costa y Doha es la única que está verdaderamente preparada para recibir turismo.
Cuándo viajar a Doha
La mejor época para descubrir la ciudad es entre noviembre y marzo, ya que fuera de esa época las temperaturas son demasiado elevadas para que sea agradable estar en exterior.

La historia de Doha
Para poner en contexto toda nuestra visita, es importante conocer algo de la particular historia de Catar. Hasta los años 30, la población catarí eran nómadas y pescadores de ostras de temporada. Fue entonces cuando se descubrió el yacimiento de petróleo, que pasó a ser explotado por los ingleses. Entre los años 30 y los 70, la población creció levemente gracias a este yacimiento. Pero fue en los años 70, cuando el país se independizó de Reino Unido, cuando explotó en demografía, geografía y riqueza.
Desde entonces, la capacidad económica del gobierno ha servido para hacer crecer Doha hasta ser 100 veces lo que era hace solo 50 años. Y no de cualquier manera, sino contratando a los arquitectos más reputados y utilizando las tecnologías más punteras para crear un escaparate único donde se unen sus tradiciones con el futuro.
Qué ver en Doha
La West Bay
La bahía oeste es el punto en que se unen la mayoría de edificios modernos, creando un skyline espectacular que se aprecia desde el otro lado de la playa.
Algunos de los que tienes que tener en el radar son el Hotel Sheraton, un edificio en forma de pirámide que fue el primer hotel de Catar, abierto en 1979; el edificio Tornado, cuya fachada tubular revestida de aluminio y vidrio le valió el premio al Mejor Edificio de Medio Oriente y África en 2009; y la Torre Doha, que recuerda, con su forma de bala, a la torre Agbar de Barcelona. No es casualidad, las dos fueron construidos por Jean Nouvel, que cuenta con un premio Pritzker (el Oscar de la arquitectura).

Msheireb Downtown
Catar fue pionero a la hora de llevar a cabo el primer proyecto de regeneración sostenible en un centro urbano del mundo. Los proyectos de regeneración se destinan a reconstruir prácticamente de cero un barrio, normalmente zonas marginales del extrarradio. Este se llevó a cabo en el centro de la ciudad con el objetivo de crear un espacio que se adaptara mejor a las condiciones climáticas y a la vida de los habitantes. El resultado es Msheireb.
A través de capas, sistemas de ventilación y sombreados, se ha creado todo un barrio de estructuras pasivas que permiten contrarrestar el calor en verano y maximizar la oportunidad de pasar tiempo en el exterior. Además, ahora es el centro social, con cafeterías, tiendas y restaurantes compartiendo barrio con las viviendas. Cuando llegues a la plaza de Bahrat, no te olvides de mirar hacia el cielo: ese curioso techo es retráctil y se utiliza para favorecer la sombra sin perder la ventilación.

La Perla
El 90% de los habitantes de Doha son extranjeros, y La Perla es el refugio de las clases medias y altas venidas de fuera. Se trata de una pintoresca isla artificial que, vista desde arriba, representa dos conchas de ostra, un símbolo de la profesión histórica que ejercían los lugareños.
La parte externa de esta estructura son grandes torres de apartamentos, cuyas plantas bajas crean una galería comercial interconectada que te permite recorrer todo el barrio sin salir a la calle en verano. Cada torre tiene un estilo arquitectónico distinto en su interior. Si te aventuras fuera, descubrirás que cada parte La Perla está inspirada en una ciudad. Hay un barrio veneciano, uno francés y uno español, cuya plaza principal representa a Andalucía.

Katara Cultural Village
El emir padre, el Jeque Jalifa bin Hamad Al Thani, quería que Doha fuera un sinónimo de cultura y, junto a su hija, la actual Ministra de Educación, han puesto esfuerzos y recursos en favor de la historia, la educación y los museos.
Una de sus iniciativas fue Katara Cultural Village. Además de ser sede del Ministerio de Cultura, esta zona alberga galerías de arte, mezquitas de corte histórico e incluso un anfiteatro de estilo romano. Pero no nos dejemos engañar: todo el conjunto cuenta con solo 15 años de antigüedad.

Souq Waqif, el mercado de especias
Esta zona de la ciudad recupera los mercados tradicionales árabes, donde podrás comprar frutas, especias, perfumes e incluso halcones. La arquitectura tradicional que se ve en este área parece milenaria, pero, como sucede con Katara, es en realidad bastante reciente: tiene solo unas décadas de antigüedad.

El Museo Nacional de Catar
También obra del Pritzker Jean Nouvel, este museo es una joya por dentro y por fuera. Su estructura emula una rosa del desierto, una formación natural de cristal que surge cuando el viento y el mar interactúan con la arena durante miles de años. Para crearla, Nouvel dispuso discos en voladizo que por fuera proporcionan sombra y optimizan la temperatura y por dentro separan las salas.
En el interior, 40.000 metros cuadrados recorren la historia de Catar desde la prehistoria hasta el año 2012, ya después de la expansión del país.

El Museo de Arte Islámico
Otro premio Pritzker firma este edificio: Ieoh Ming Pei. Inspirándose en otros grandes edificios islámicos, como la mezquita Ibn Tulun de El Cairo, esta montaña de cubos recoge verdaderas joyas procedentes de todo el imperio islámico. Sí, también de España.

El cambio de guardia ante el Palacio del Emir
Desde el parque Al Bidda se obtiene una vista privilegiada del edificio Amiri Diwan, donde se encuentra la oficina del Emir. Aunque el acceso al interior del palacio está prohibido para el público, muchos visitantes se acercan para observar el relevo de los guardias montados en camello, que se pasean por el jardín en procesión antes de sustituirse.

Visita al desierto

Ciudad, arte, desierto, playa... con esta visitas, habrás descubierto todos los lugares más importantes de Doha, el Catar de los contrastes.
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