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La joya revelada de Tasartico se abre ante nosotros en Gran Canaria.

Al oeste de la isla capitalina de Gran Canaria, en uno de los sectores costeros menos frecuentados de su territorio, aparece una zona protegida con una playa como abanderada, la playa de Güigüí, uno de los caprichos de las Islas Afortunadas en los que poder disfrutar aún de un lugar increíble sin las grandes afluencias turísticas.
Un espacio natural poco frecuentado
En la concurrida isla de Gran Canaria, donde el sol parece no ponerse y las playas de arena dorada se extienden hasta donde alcanza la vista, existe sin embargo una zona que conserva el espíritu más salvaje y auténtico de la isla.
La costa oeste, concretamente, alberga un sector litoral aislado que presenta un alto grado de conservación gracias a su difícil accesibilidad.
Ubicada en la zona de Tasartico, hermana de la de Tasarte – ambas espacios de profundos barrancos que se integran en un amplio sector del suroeste de Gran Canaria, que debe sus formaciones a la acción de la erosión marina a lo largo de millones de años – encontramos un espacio natural protegido que destaca por ser uno de los más recónditos de la isla. Hablamos de la Reserva Especial de la Playa de Güigüí, que abarca la playa y sus alrededores.

Una playa espectacular
Tasartico es también una pequeña población ubicada junto a la Reserva Especial. Este topónimo, frecuente en este sector, nos traslada de inmediato a la época de los habitantes aborígenes de Gran Canaria y a los tiempos de la conquista castellana de estos lares.
Desde este enclave aislado – la presencia del Observatorio Astronómico de Tasartico es un síntoma evidente de que se trata de un sector con escasa presencia humana – se suele partir hacia una de las playas más espectaculares y salvajes de la isla, la playa de Güigüí.
También conocida como Güi-Güi o Guguy es quizás el lugar más representativo de este sector perteneciente a la Reserva Natural Especial de Güigüí. Solo es posible acceder a la playa a pie, tras recorrer varios kilómetros por un sendero señalizado desde Tasartico, aunque existe igualmente la posibilidad de llegar en barco gracias a alguna de las excursiones organizadas que recorren este tramo costero.

La ruta a pie es exigente, de varios kilómetros, por una pista sin asfaltar que va encontrando su paso entre los barrancos y con tramos de especial exigencia como la subida hasta la Degollada de Aguas Sabinas. La recompensa, sin embargo, son vistas increíbles y la seguridad de estar avanzando hacia un lugar muy poco accesible que es todo un regalo para los amantes de la naturaleza indómita y la tranquilidad, lejos de todo rastro de las grandes aglomeraciones de turistas de otras partes de Gran Canaria.

Al final del recorrido, la joya oculta de Güigüí, una playa con aspecto desértico, de varios centenares de metros aunque separada en varios tramos, enclavada entre grandes paredes de roca volcánica que forman acantilados, con farallones y conos decorando el paisaje en una conjunción perfecta de la naturaleza.
La oscura arena de la playa contrasta fuertemente sobre las aguas turquesas transparentes de aspecto cristalino del agua de este espacio litoral, creando una postal de ensueño muy alejada de las típicas imágenes que podamos tener de Gran Canaria. Además, al tratarse de un espacio protegido y aislado sus acantilados no solo ofrecen vistas impresionantes, sino que también son un hábitat importante para diversas especies de aves marinas.

En definitiva, la playa de Güigüí es un rincón perfecto si lo que buscas es un espacio de profunda desconexión o un paraje virgen de gran belleza que te inspire para enamorarte aún más de las islas Canarias.
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