CanalViajar
El Balneario de Alhama no es solo un centro de relajación, es también un enclave cultural cuya arquitectura combina el estilo neomudéjar con estructuras contemporáneas que respetan el entorno natural.

Situado entre desfiladeros rocosos y rodeado de colinas cubiertas de olivos, a apenas media hora en coche desde la ciudad de Granada, se encuentra uno de los secretos mejor guardados del turismo de bienestar en Andalucía: el Balneario de Alhama de Granada, un complejo termal que no solo ofrece tratamientos relajantes, sino también un viaje al pasado entre vestigios romanos, naturaleza y vistas de ensueño al río Alhama.
Este moderno balneario, ubicado en el histórico pueblo que le da nombre, se alza sobre una tradición milenaria. Ya los romanos, conocidos por su pasión por las aguas termales, identificaron las propiedades curativas de estos manantiales naturales y construyeron las primeras termas en la zona. Hoy, siglos después, el lugar ha sido cuidadosamente restaurado y ampliado para ofrecer una experiencia que combina tecnología, confort y patrimonio.
El Balneario de Alhama de Granada no es solo un centro de relajación: es también un enclave cultural. Su arquitectura combina el estilo neomudéjar con estructuras contemporáneas que respetan el entorno natural. El visitante que llega al balneario se ve inmediatamente rodeado por la belleza de la Vega granadina, mientras que el susurro del río Alhama se convierte en la banda sonora ideal para desconectar del estrés cotidiano.

El complejo cuenta con varias piscinas termales exteriores que se integran armoniosamente en el paisaje, algunas de ellas con vistas directas al cañón por donde discurre el río. Bañarse en sus aguas, a una temperatura constante de entre 35º y 45ºC, es un placer tanto en verano como en los fríos días de invierno.
Pero no se trata solo de placer: estas aguas contienen minerales como calcio, magnesio y bicarbonato, lo que las hace especialmente recomendables para tratar dolencias articulares, respiratorias y dermatológicas. No en vano, muchos visitantes acuden aquí en busca de alivio físico, aunque todos terminan encontrando también una profunda sensación de bienestar mental.
De la tradición romana al turismo de bienestar moderno
El balneario actual ha sabido integrar la historia en su oferta. Parte de las instalaciones conservan elementos originales romanos, como una piscina de piedra con más de mil años de antigüedad. Recorrer estos espacios es como pasear por un museo vivo del termalismo.
Además de las piscinas, el complejo ofrece tratamientos de spa que incluyen masajes terapéuticos, baños de burbujas, envolturas con barro medicinal y circuitos de hidroterapia. Todo ello atendido por un equipo profesional altamente cualificado, que adapta los tratamientos a las necesidades individuales de cada visitante.

Uno de los aspectos más valorados por quienes lo visitan es el ambiente tranquilo y relajado, alejado del bullicio de otros centros turísticos. No hay aglomeraciones, ni colas. Aquí, el lujo se mide en tiempo, silencio y conexión con uno mismo.
Una de las grandes ventajas de este balneario es su cercanía a la ciudad de Granada. En tan sólo 30 minutos en coche, se puede pasar del ajetreo urbano a un oasis de calma. Esto lo convierte en una escapada ideal tanto para turistas que visitan la Alhambra como para locales que buscan desconectar un fin de semana.

El pueblo de Alhama de Granada, además, merece una visita por sí mismo. Su casco histórico conserva la impronta morisca, con calles empedradas, casas blancas y restos de murallas medievales. Desde el mirador del Tajo se puede contemplar una panorámica espectacular del cañón y del balneario enclavado en su base.
Para quienes desean una experiencia más completa, el balneario cuenta con alojamiento en un hotel de tres estrellas con encanto, restaurante especializado en cocina andaluza y paquetes de escapadas temáticas que incluyen actividades como senderismo, yoga o catas de vinos locales.
En un mundo cada vez más acelerado, espacios como el Balneario de Alhama de Granada ofrecen una oportunidad para detenerse, respirar y reconectar. A medio camino entre el pasado romano y el presente más consciente, estas aguas termales con vistas al río son mucho más que una atracción turística: son un refugio para el cuerpo y el alma, a tan solo un paso de la ciudad.
Ya sea por unas horas o por varios días, dejarse llevar por el calor mineral de estas aguas es una invitación a olvidar las prisas y recordar que la salud y la calma también forman parte del viaje.
No hay comentarios:
Publicar un comentario