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Además de paisajes de cuento, la Toscana también es rica en balnearios y termas al aire libre tan espectaculares como esta.

A medio camino entre Roma y Siena, en una zona de llanuras en medio del corazón de la Toscana, se encuentra un lugar tan mágico y sorprendente que cuesta creer que se trate de un paisaje natural. Pero es real.
La Toscana es famosa por sus panorámicas idílicas y sus paisajes de encinas, olivos y viñedos de cuento, pero lo que no todo el mundo sabe es que también esconde una gran cantidad de balnearios naturales y termas. De hecho, es uno de los destinos europeos con más tradición termal de Europa, y su existencia se remonta a la época de los etruscos, anteriores a la llegada de los romanos.

Fueron los etruscos quienes descubrieron el placer de darse baños al aire libre, retozar en manantiales que brotaban junto a las rocas y sumergirse en lagunas y riachuelos sin más paredes que las de la propia naturaleza.
Los pueblos que vinieron después supieron apreciar los placeres de esta buena vida, principalmente los romanos, y a ellos les debemos la existencia de lugares tan mágicos como este, tantos siglos después.
Las termas más famosas de la Toscana
Estas son, posiblemente, las termas más famosas de la Toscana. Están en Saturnia, una ciudad balneario de menos de 300 habitantes (para situarlo en el mapa, diremos que pertenece al municipio de Manciano, en el corazón de la Marenmma). Y muy cerca de pueblos idílicos como Montemerano (de trazado medieval, incluido en la lista oficial de los pueblos más bonitos de Italia) y Pitigliano (excavado en la roca con un paisaje de fachadas que se asoman a un acantilado de vértigo).

Las termas de Saturnia son muy singulares, de un intenso azul turquesa sobre fondo de espuma blanca, que no es más que el efecto del agua cayendo en los diferentes saltos escalonados de piedra caliza (vistas con perspectiva se parecen a un mar de sal). Y sí, recuerdan muchísimo a las termas de Pamukkale, en Turquía, por la forma que dibujan las termas en el entorno.

Se las conoce como la Cascada del Molino, porque es algo así como un complejo de piscinas naturales que se suceden en cascada, como si fueran terrazas, al lado de un antiguo molino de piedra (es ese edificio que aparece en todas las fotos).
Nota curiosa: el agua de las termas de Saturnia brota de una fuente milenaria, un manantial de aguas sulfurosas que manan a más de 37 grados y dicen que son muy buenas para tratar problemas respiratorios y de piel.

El acceso es totalmente gratuito (eso hace que en temporada alta, no quede hueco ni para un alfiler entre sus diferentes piscinas), pero la visita merece la pena. Eso sí, hay que saber llegar: están a solo un kilómetro y medio antes de llegar a Saturnia. No confundir con Terme di Saturnia Golf & Spa Resort, el hotelazo miembro del exclusivo club The Leading Hotels of the World que se encuentra a menos de dos kilómetros de las piscinas naturales.

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