CanalViajar
La ciudad con esencia mediterránea perfecta para pasar días rodeados de historia, buen tiempo y aguas turquesas.

Situada en el extremo suroeste de la península de Istria, Pula es una ciudad croata que sorprende por su mezcla sorprendente de historia, arquitectura romana y vida mediterránea relajada. Aunque no goza de la fama de Dubrovnik o Split, Pula conserva un carácter más auténtico, menos condicionado por el turismo, y un patrimonio monumental que haría palidecer a muchas capitales europeas.
El anfiteatro romano frente al mar
El gran emblema de la ciudad es, sin duda, el anfiteatro romano de Pula, conocido localmente como la Arena. Construido en el siglo I d.C. durante el reinado del emperador Vespasiano, es uno de los seis coliseos romanos más grandes y el mejor conservado de todos los situados fuera de Italia. Tenía capacidad para unos 23.000 espectadores y hoy en día sigue en uso, albergando cada verano conciertos, festivales de cine, ópera e incluso recreaciones históricas.

Este anfiteatro no solo impresiona por su estado de conservación y su tamaño, sino porque en lugar de situarse en el interior de la ciudad, se levanta a escasos metros del mar Adriático, lo que le confiere una belleza singular. Hazme caso cuando te digo, que en pocos lugares verás algo igual.
Vestigios romanos en cada esquina
Pula fue una colonia romana importante llamada Colonia Pietas Iulia Pola. De aquel pasado quedan numerosos vestigios repartidos por el centro histórico. Uno de los más destacados es el Templo de Augusto, situado en la plaza del Foro, corazón de la vida pública desde la época romana. Este templo, dedicado al emperador, fue construido entre el año 2 a.C. y el 14 d.C. y hoy funciona como pequeño museo.

Justo al lado se encuentra el ayuntamiento, edificado sobre las ruinas de un antiguo templo dedicado a Diana. Este contraste entre lo moderno y lo antiguo es constante en Pula, pues no se trata de una ciudad reconstruida o artificial, sino de un lugar donde las épocas se superponen de forma natural.

Otro ejemplo es el Arco de los Sergios, un arco triunfal erigido en el siglo I a.C. en honor a una familia aristocrática local. Se encuentra junto a una animada zona comercial y sirve de entrada simbólica al casco antiguo.

Herencia austrohúngara y yugoslava
Aunque la huella romana es la más evidente, Pula también estuvo bajo dominio veneciano, napoleónico, austrohúngaro e italiano. Durante el Imperio austrohúngaro fue un importante puerto naval, y todavía se pueden ver restos de fortificaciones militares y estructuras industriales. El mercado central, construido en hierro forjado en 1903, es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura austrohúngara funcional y sigue siendo un punto de encuentro esencial para los habitantes locales.

En el siglo XX, Pula fue parte del Reino de Italia (1920-1947) y después, de Yugoslavia. La arquitectura socialista aún se percibe en varios barrios, pero lo que más destaca es el contraste entre esta estética funcionalista y los monumentos clásicos.
Pula como destino costero
Aunque Pula es, ante todo, una ciudad histórica, su ubicación en la costa adriática la convierte también en un destino de playa. Las playas no son de arena fina, pero sus aguas son limpias, transparentes y tranquilas. Algunas de las más populares, como Ambrela, Valsaline o Histria Beach, están a solo unos minutos del centro en autobús o bicicleta.

Para los que buscan naturaleza e historia, la visita a la cercana Fortaleza de Punta Christo es obligatoria. Esta construcción del siglo XIX fue utilizada como defensa costera por los austrohúngaros y hoy acoge festivales de música electrónica y eventos culturales. Vamos, que es polifacético. Desde allí se obtienen también excelentes vistas de las islas Brijuni, declaradas parque nacional.
¿Por qué visitar Pula?
Además de su riqueza patrimonial y sus playas, Pula ofrece otras ventajas importantes:
- Es una ciudad asequible, bastante más barata que otras urbes croatas.
- Tiene buenas conexiones, pues cuenta con aeropuerto propio y está bien comunicada por carretera con otras ciudades de Istria.
- Su ambiente es tranquilo y local, incluso en verano, no suele estar saturada de turistas.
- Es un buen punto de partida para explorar la península de Istria, con pueblos como Rovinj, Motovun o Poreč a menos de una hora.
- Además, la gastronomía local merece mención aparte: productos del mar, aceite de oliva de alta calidad, trufas blancas y vinos regionales que combinan la influencia italiana con la tradición balcánica.
Pula es una ciudad que fascina por su autenticidad. No pretende ser un decorado ni un parque temático del pasado. Aquí, los monumentos conviven con la vida cotidiana, los estudiantes se sientan en las escaleras del foro y los pescadores saludan frente al anfiteatro. Y cuando uno se va, no lo hace con la sensación de haber tachado sitios de una lista, sino con la certeza de haber conocido un lugar con alma.

No hay comentarios:
Publicar un comentario