lunes, 16 de junio de 2025

La playa valenciana que es una joya casi desconocida para este verano: arena dorada y aguas de buena calidad

 

Cuando se piensa en la costa valenciana como destino de vacaciones, nombres como Benidorm, Gandía, Benicasim o Peñíscola suelen liderar la lista. Son lugares conocidos, con una potente infraestructura turística y una oferta consolidada. Pero más allá del circuito habitual, hay rincones que resisten a la masificación sin renunciar a los encantos del Mediterráneo. Uno de ellos es El Perelló, una zona costera del municipio de Sueca, que cuenta con una playa «casi desconocida» con arena limpia y agua cristalina.

El Perelló, con apenas 2.200 habitantes, se transforma con la llegada del verano. La vida del pueblo gira en torno a su mayor tesoro: la playa. Se trata de una franja de arena dorada y fina que se extiende casi un kilómetro y que está bañada por aguas cálidas, poco profundas y tranquilas. Las condiciones naturales convierten esta playa en una de las preferidas por las familias con niños pequeños, pero también por quienes buscan un entorno relajado donde desconectar del ritmo urbano.

La playa cuenta con vigilancia, aseos, pasarelas de acceso, asistencia para personas con movilidad reducida, zonas deportivas, columpios y espacios para la práctica de deportes acuáticos.

Uno de los elementos que confiere singularidad al paisaje es el canal que conecta directamente con el Parque Natural de la Albufera. Este brazo de agua dulce comunica con el puerto fluvial, donde se ubica el Club Náutico de El Perelló, y da un paso a una zona histórica conocida como el Portet. Este antiguo embarcadero del siglo XIX sigue en uso y permite realizar paseos en barca por el canal y las inmediaciones de la Albufera.

Aunque el reclamo principal es el mar, El Perelló conserva elementos patrimoniales que enriquecen la experiencia. El paseo por sus calles permite descubrir viviendas modernistas como la Casa Lliberós o la Casa Sancho, que destacan por su arquitectura indiana y colonial, reflejo de un pasado marcado por la emigración y el comercio de ultramar. Estas construcciones, levantadas a finales del siglo XIX, son testimonio de una época en la que el pueblo conoció cierta prosperidad.

Otro punto de interés histórico es la ermita Vella de Sant Pasqual Bailón, un templo sencillo, pero con gran valor simbólico para los vecinos. Levantada también en el siglo XIX, se sitúa a escasos metros del centro urbano y permanece como lugar de devoción y celebración en determinadas festividades locales. Junto a ella, el antiguo mercado municipal, inaugurado en 1945, ha sido reconvertido en gastromercado, un espacio donde tradición y gastronomía se dan la mano. Conserva su fachada original, con estructura de acero, madera y teja, y ofrece una cuidada selección de tapas, productos de temporada y cocina valenciana.

El ambiente veraniego se deja sentir especialmente en sus terrazas, en los pequeños restaurantes familiares y en la hospitalidad de los vecinos. Lejos de bullicio de las grandes localidades turísticas, El Perelló ofrece una experiencia más reposada, cercana y auténtica. Aquí no hay grandes cadenas hoteleras ni urbanizaciones extensas, sino apartamentos familiares, viviendas tradicionales y una relación directa con el mar y la huerta.

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