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Es el pueblo perfecto si eres amante del mar: aquí la tradición gira en torno a la pesca y, por consiguiente, al buen comer.

Nadie duda que Galicia es todo un paraíso en la tierra, un lugar en donde la tradición se combina a la perfección con una belleza deslumbrante y un legado innegable. Un lugar que te atrapa a la par que te eleva, y que es capaz de ofrecerte las playas más majestuosas y la puesta de sol más mágica, todo ello especiado con una de las mejores gastronomías del territorio español (y, por consiguiente, del mundo). ¿Sabéis aquello que dicen que en la vida hay que “tener un hijo, plantar un árbol y escribir un libro"? Yo añadiría el broche final; el de “visitar territorio gallego”.
Toda Galicia es maravillosa. Sin embargo, hoy no hablaremos de Sanxenxo o de Santiago de Compostela, a pesar de que me podría pasar horas hablando de ambos lugares. Hoy hablamos de Malpica de Bergantiños, un pueblo que mantiene a la perfección su esencia marinera, aquella que ha forjado el carácter de muchos gallegos a lo largo de los años.

El alma del pueblo
Todo en Malpica gira en torno a su puerto pesquero, uno de los más auténticos de la costa coruñesa. Si te acercas por la mañana, verás el trajín de redes, cajas y marineros. No es un decorado; aquí se trabaja. El Muelle Norte alberga la lonja y el dique rompeolas, y en el Muelle Sur se ubican las asociaciones de redeiras de Malpica.

En el siglo XVII, era un puerto ballenero de gran importancia. Seguro que estás tan sorprendido como yo, pero esto se debe a las migraciones de ballenas en el Golfo Ártabro. La historia cuenta que fueron marineros vascos los que fundaron está población concebida como lugar para capturar cetáceos. Vamos, que “Moby Dick” podría haberse basado en Malpica de Bergantiños perfectamente.
Las playas que no te puedes perder
Malpica tiene mar… y playa. Varias, de hecho, y cada una con su encanto. Aquí no vienes a tumbarte con mojito, sino a conectar con la naturaleza. Apunta:
- Playa de Area Maior: es la playa urbana, justo frente al paseo. Pequeña, de arena dorada y oleaje suave (cuando el mar lo permite). Ideal para un baño rápido o para ver el atardecer con vistas a las islas Sisargas.
- Playa de Seaia: a solo 10 minutos andando del centro, esta playa semiurbana es amplia, perfecta para pasear o tomar el sol con algo más de calma. Tiene zona de dunas y, si sopla el nordés, buenas olas para iniciarse en el surf.
- Playa de Beo: más apartada y menos conocida. Un arenal pequeño y encantador, con rocas a ambos lados, vegetación y un aire salvaje que conquista.
- Playa de Barizo: si tienes coche, acércate hasta Barizo (unos 6 km). Aquí el paisaje se vuelve más abierto, con una playa larga y poco concurrida, perfecta para relajarse y darse un chapuzón sin multitudes.

Frente al mar…
Cuando el cielo está claro, no puedes dejar de mirarlas; las Islas Sisargas aparecen en el horizonte como un pequeño archipiélago suspendido en el Atlántico. Están deshabitadas y solo se puede acceder en barco desde el puerto. En la isla mayor hay un faro aún en funcionamiento y varias rutas improvisadas entre brezos y gaviotas. No hay servicios ni señal móvil. Solo mar, viento y una paz que cuesta encontrar.

Para chuparse los dedos
Aquí la gastronomía no se anda con florituras. El producto es el rey, y se nota. Los platos típicos giran en torno al pescado y marisco fresco, con recetas tradicionales sin grandes artificios. En O Burato, frente al puerto, podrás probar pulpo a feira, arroz con bogavante o unas navajas espectaculares. Casa Rosa u O Cachón son otras opciones recomendables para pescado del día, caldeiradas y raciones generosas a buen precio. Y de postre, no falles; pide una tarta de Santiago casera o un poco de queso con membrillo, clásicos que nunca decepcionan.

Uno de los grandes valores de Malpica es su entorno. Si te gusta caminar, aquí estás de suerte. Desde el mismo pueblo puedes iniciar rutas espectaculares:
- Ruta al mirador de Santo Hadrián: una caminata fácil que te lleva a una ermita desde donde se dominan el pueblo, la costa y las Sisargas. Ideal al atardecer.
- Camiño dos Faros: el tramo hasta Niñóns es uno de los más espectaculares de toda la Costa da Morte. Acantilados, calas escondidas, pinares y soledad. Lleva agua, buen calzado y batería para las fotos.
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