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La “Ciudad de la Eterna Primavera” supone un oasis urbano donde perderse entre fiestas, plazas, cultura y cimas a alcanzar en su icónico teleférico.

En mitad de un tapiz de cafetales, granjas de flores y exuberantes bosques nubosos emerge la genuina Medellín. Conocida como “la ciudad de la eterna primavera” en referencia a su clima agradable y cálido durante gran parte del año, la segunda ciudad más grande Colombia es un destino imperdible donde dejarnos embriagar por la icónica energía paisa.

Nos perdemos por Medellín, desde el encanto de Botero como hilo conductor de su centro urbano, hasta los colores de la icónica Comuna 13.
Medellín: un día en la primavera paisa
Aterrizo en el aeropuerto de Medellín, y la primera pregunta del taxista es “¿qué opinas de Pablo Escobar?”. Reconozco que me habría preferido otra forma de romper el hielo, pero a medida que el vehículo avanza, el joven conductor me ilustra con el trasfondo de la Comuna 13, un barrio antaño marginal convertido hoy en faro de color, arte urbano y estampas donde el peligro se ha reinventado en forma de futuro y turismo. Pero esta es solo una de las muchas versiones de Medellín, ciudad versátil donde las haya.

Podríamos hablar de sus barrios típicos de atmósfera eléctrica, pero también de un centro urbano dominado por su inteligente sistema de tranvía - en más de una ocasión, Medellín ha sido reconocida como una de las ciudades más innovadoras de América Latina -. Un entramado cuya extensión la encontramos en su famoso metrocable, el cual úne desde las alturas barrios como Santo Domingo con el centro.

Y volvemos a abrazar las calles, las guayabas se amontonan en ese puestecito, suena reggaeton y salsa en las esquinas, y una primera escultura de Botero nos invita a quedarnos. La Plaza Botero es uno de los grandes emblemas de la ciudad y su Parque de las Esculturas, la mejor excusa para perderse entre 23 obras del artista Fernando Botero, cuyos grandes volúmenes han dado la vuelta al mundo. Un laberinto de arte que también nos descubre el Palacio de la Cultura Rafael Uribe Uribe, uno de los edificios más curiosos de Medellín, ideal para disfrutar de las estupendas panorámicas desde su enorme terraza.

Perdernos en museos como la Casa de la Memoria, la cual reconstruye la cronología del narcotráfico del Cártel de Medellín; o el Museo de Antioquia, el más importante de la ciudad y colmado de colecciones de piezas indígenas y cuadros de grandes artistas nacionales e internacionales.
Puede que la primavera se convierta en verano, pero siempre podemos sumergirnos en el refrescante Parque de Berrío, lugar donde fue levantada la primera iglesia cristiana en 1649. O el Parque de San Antonio, donde el monumento del Pájaro Herido recuerda el atentado de bomba que en 1995 terminó con la vida de 23 personas.

Solo entonces, te debates entre quedarte en Medellín o explorar unos alrededores repletos de experiencias, como el pueblo de Guatapé, famoso por sus coloridos zócalos y uno de los lugares más visitados de Colombia; o la Piedra del Peñol, un monolito de 220 metros de altura desde el que obtener estupendas vistas del valle mientras tomas una oblea con arequipe de postre.
En la Ciudad de la Eterna Primavera, el estómago siempre tiene apetito pero, especialmente, siente mariposas en cada uno de sus rincones.
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