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Solo tiene 350 habitantes, afortunados por vivir en un lugar de cuento como este.

Decir que hay un pueblo medieval que es el más bonito del mundo puede sonar exagerado, incluso pretencioso. Pero basta echar un vistazo a las fotografías de este lugar, un destino remoto de la Inglaterra profunda en el que es fácil sentirse abrumado por su singular belleza y su naturalidad tradicional.

Y es que, a poco más de dos horas de Londres, al noroeste de la capital, se esconde una de las regiones más bonitas del país. Ahí, en medio de la campiña inglesa, a medio camino entre Oxford y Bristol, y muy cerca de la hermosa Bath, se encuentra ese que dicen es el pueblo más bonito del mundo.
Apenas suma 350 habitantes. No necesita más para atraer todas las miradas, puestas prácticamente en sus preciosas casitas de piedra y tejados de paja. De colores ocres y amarillos, y una silueta tan redondeada y tan trabajada, que recuerda mucho a las típicas cajitas de bombones antiguas. Y eso no se que en cualquier lugar.
Es lo que diferencia a los pueblos de los Costwolds, en el condado de Wiltshire, de otros pueblos medievales. Y de todos ellos, tan peculiares, tan auténticos, tan genuinos, este destaca por encima de los demás. Es Castle Combe.

Qué ver en este precioso pueblo medieval
Rodeado de un paisaje de bosque, con las copas de los árboles asomando por encima de las casas de piedra, de una o dos alturas y entramados de madera. Ese es el bucólico escenario sobre el que se asienta este precioso pueblo ancestral.
De su época medieval todavía conserva un interesante patrimonio: desde el puente sobre el río que atraviesa el pueblo, convertido ya en el gran símbolo de Castle Combe (no hay foto bonita en la que no salga), como su histórico pub, un lugar típicamente inglés levantado en el siglo XIV.

De esa época es también la iglesia, una construcción de aires pre góticos levantada en el siglo XIII y que esconde un gran secreto en su interior: uno de los relojes medievales más antiguos de Inglaterra. Fuera, otra joya: un precioso jardín inglés entre tumbas de cementerio.
El mejor desayuno de Inglaterra
Típicas son también las hileras de casas tradicionales que dibujan la silueta del pueblo, tan pequeño que apenas suma un par de calles nada más. Y las dos compiten en belleza y originalidad, empezando por el propio nombre de ambas.

Por un lado, The Street, que traducido significa literalmente ‘la calle’. Y por el otro, West Street, que en castellano es, sencillamente, la calle Oeste. Y ya estaría. No tiene pérdida. Como tampoco lo tiene llegar hasta The Manor House, el gran hotel de lujo que se levanta en un edificio del siglo XIV.
Nadie podría imaginar, a simple vista, que tras esa fachada medieval, decadente y ennegrecida se esconde uno de los grandes hoteles de Inglaterra, y una de las direcciones imprescindibles a la hora del desayuno, tanto para huéspedes como para visitantes que no estén alojados en el hotel.
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