Ninguna de las personas que formaban parte de la iglesia del Pino se contagió
A finales del siglo XVI, la iglesia del Pi fue la protagonista de un mirlo relacionado con una de las peores pestes que han afectado nunca a Barcelona, la de 1587. Más de cien años antes, la construcción de la iglesia quedó parada por otra peste, la de 1348. La consagración de la iglesia se hizo el 17 de junio de 1453, hace ahora 568 años, como consta en la lápida conmemorativa situada en el Portal de la Avemaria.
Una iglesia maravillosa
Gracias a unas cartas que el Consell de Cent envió al virrey, se sabe que en 1587 se produjeron en Barcelona más de 10.000 muertes a causa de la peste. Hay que tener en cuenta que Barcelona, en aquella época, tenía unos 30.000 habitantes. Por lo tanto, la ciudad estaba totalmente destrozada.
El virus que causó aquella peste era muy contagioso. La gente se dirigía a las parroquias para ser atendida y muchos de los capellanes y el resto de personas que trataban con los enfermos, acababan contagiados. Eso pasó en todas las parroquias, salvo una: Santa María del Pino. Ninguna de las quince personas que formaban parte de la iglesia del Pino se contagió. A partir de este hecho, la iglesia se consideró maravillosa y tocada por la mano de Dios.
Fama y riqueza por la iglesia
La iglesia del Pi era una de las más importantes de la ciudad desde su nacimiento porque, entre otras cosas, controlaba un barrio muy extenso, que llegaba hasta el Raval. Era, también, la iglesia de los gremios. Junto con Santa María del Mar, era la iglesia más popular de la ciudad.
A partir de estos hechos maravillosos, la iglesia del Pino ganó preponderancia. Hay que pensar que durante los siglos XVI y XVII azotaron a los muertos por peste y liglesia cobraban por los entierros. Eso hizo de la iglesia del Pino una de las más ricas de la ciudad porque todo el mundo quería ser enterrado, bautizado o casado en la iglesia miraculosa.
La importancia de la iglesia del Pino se hace evidente en el hecho de tener tres plazas a su alrededor. Este es un caso insólito, ya que las iglesias suelen tener una única plaza por delante, que era la antigua sagrera, allí donde se hacían los entierros. Las tres sagreras de la iglesia del Pino son testigo de la gran cantidad de personas que querían ser enterradas a su alrededor.
Cabe decir que, hoy, bajo estas plazas ya no hay restos humanos porque durante el siglo XIX y principios del XX, las autoridades fueron retirando a los muertos enterrados en las sagreras de las iglesias.
El origen de la peste
El origen de la peste de 1587 es desconocido, pero fue especialmente intensa y duró muchos meses. Las crónicas explican que se encontraban niños llorando junto a sus madres muertas o, directamente, muertos de ganas. En general, el siglo XVI fue muy castigado por las pestes. Contribuía a ello el hecho de que la ciudad estaba cerrada por murallas y con una densidad alta de población, lo que facilitaba cualquier contagio. En episodios de peste, el Consell de Cent cedía el gobierno de la ciudad a la junta del Morbo o del Cinquillo.
El hecho de que la iglesia del Pino se salvara del contagio de la peste fue muy celebrado. Incluso se hizo un Te Deum, una acción de gracias. No se sabe cómo encajaron esta acción de gracias las otras parroquias de la ciudad, porque si la iglesia del Pino había sido tocada por la mano de Dios, quizá quería decir que el resto no eran tan estimadas por él.
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