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Artículo sobre la muerte de Kennedy publicado por mí para la web QueAprendemosHoy
La muerte de Kennedy: 22 de noviembre, Dallas
John Fitzgerald Kennedy es uno de los presidentes más mundialmente conocidos de la Historia de Estados Unidos. Su carisma, su juventud para ser presidente, sus relaciones sentimentales, y sobre todo, su magnicidio. han ayudado a acrecentar la leyenda urbana en torno a su persona. En las elecciones presidenciales de 1960, J.F. Kennedy había ganado por un escaso margen y contra todo pronóstico al candidato republicano, Richard Nixon. El que Kennedy estuviera en la ciudad de Dallas aquel 22 de noviembre de 1963 se debió a que formaba parte de su campaña para la reelección en las futuras elecciones de 1964. Los sondeos en los estados del Sur no le eran nada favorables, sobre todo en Texas, por lo que a finales de verano de 1963 el presidente decidió hacer un viaje allí para recaudar votos y aumentar su popularidad.
Kennedy inició una larga gira por 12 estados donde quería consolidar su candidatura. La campaña comenzó en Florida y de allí pasó a Texas. Kennedy se llevó con él a su vicepresidente, Lyndon B. Johnson, y a su esposa, Jacqueline Kennedy, con un mismo objetivo: aprovechar la buena fama e influencia que estos tenían en la sociedad en general, y en Texas en particular, ya que Johnson era tejano. En Texas, la gira comenzó el 21 de noviembre en las ciudades de Houston y San Antonio, con el objetivo de pasar a Fort Worth y Dallas al día siguiente.
Consecuencias de la muerte de Kennedy
El presidente y su esposa recorrían el centro de Dallas en un coche descapotable con John F. Connnally, gobernador de Texas, y su esposa. Entre una multitud que los aclamaba a ambos lados, se oyeron tres disparos de un rifle, y dos de las balas dieron a Kennedy en la espalda y la cabeza, resultando herido también el gobernador. Los espectadores se dispersaron en busca de refugio, mientras el coche presidencial iniciaba una rápida carrera hacia el hospital Parkland Memorial, al mismo tiempo que Jackie Kennedy trataba de sostenerle la cabeza en su falda con gran angustia y horror. A pesar de todos los esfuerzos por salvarle la vida, la muerte de Kennedy era inevitable. Moría en el hospital a las 13:00 horas, sin haber recobrado nunca la consciencia.
Antes de las tres de la tarde, el vicepresidente Johnson prestó juramento como presidente de Estados Unidos en el avión presidencial en el vuelo de regreso a Washington D.C. Jackie Kennedy también estuvo en ese vuelo, aun con la ropa totalmente manchada con la sangre de su esposo fallecido. Hubo un luto nacional sin precedentes en la Historia estadounidense, y el presidente fue enterrado en el cementerio nacional de Arlington, el 25 de noviembre de 1963.
Muy poco después del magnicidio, se arrestó a Lee Harvey Oswald, un ex soldado de la Infantería de Marina, como principal sospechoso de la muerte de Kennedy. Oswald trabajaba en una biblioteca situada en la calle de la agresión, y salió unos pocos minutos después del asesinato, declarándose inocente al ser detenido.
Teorías conspiratorias sobre la muerte de Kennedy
A pesar de que el arma que fue identificada como el arma homicida pertenecía a Lee Harvey Oswald, hay varios factores que han hecho desarrollar a lo largo del paso del tiempo una serie de teorías de la conspiración. En primer lugar, el propio Oswald fue asesinado por Jack Ruby, propietario de una discoteca, al día siguiente del magnicidio. Ruby alegó que lo hacía para vengar al presidente, pero lo cierto es que también imposibilitó que se llevara a cabo un proceso judicial justo y una investigación policial completa.
En segundo lugar, por la ausencia de transparencia institucional que ha rodeado este acontecimiento desde hace décadas. Johnson, como nuevo presidente, designó rápidamente una comisión de investigación, presidida por el juez Warren, jefe del Tribunal Supremo, para aclarar lo sucedido. La comisión trabajó durante 10 meses y sus conclusiones fueron claras en el Informe Warren: el presidente Kennedy había sido asesinado por un solo asesino, Lee Harvey Oswald, que había actuado porque estaba loco, y no por razones políticas.
Este informe contiene contradicciones y no responde a todas las preguntas. Varios testigos afirmaron tener la certeza de haber escuchado disparos desde el otro lado de la calle, y tanto la personalidad de Ruby como su misteriosa muerte en la cárcel en 1967, levantaron y sigue levantando la sospecha de una conspiración política, cambiante a lo largo de las décadas entre la Cuba de Fidel Castro, la CIA, la mafia o la URSS.
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