El lagarto cornudo también es capaz de inflarse hasta el doble de su tamaño, lo cual le ayuda a alejar a sus numerosos depredadores.

El lagarto cornudo es una especie curiosa entre las más curiosas. Esto no es solo por su peculiar aspecto: una formidable corona de cuernos que adorna su cabeza y las numerosas espinas que cruzan su lomo, lo que le da un aspecto incluso amenazador.

Según el entorno en el que habiten, su coloración puede ser amarillenta, gris o marrón rojiza. Cuando esto se combina con su forma, el lagarto cornudo puede tener un camuflaje muy efectivo en la superficie. Su dieta se basa sobre todo en hormigas, a las que espera a que se acerquen para comerlas y tragarlas enteras. También come saltamontes, escarabajos y arañas.

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Sin embargo, lo que más destaca en el lagarto cornudo es un dato que puede resultar espeluznante: su mecanismo de defensa, el cual consiste en lanzar chorros de sangre por los ojos. Este chorro puede salir proyectado hasta un metro y medio, y puede repetirse varias veces en poco tiempo.

El chorro de sangre emana de los conductos de las comisuras de sus ojos. Este animal tiene dos músculos constrictores que recubren las venas principales alrededor del ojo. Cuando estos músculos se contraen, cortan el flujo sanguíneo de vuelta al corazón, mientras sigue fluyendo hacia la cabeza.

Esto inunda los senos oculares de sangre, aumenta la presión y hace que se abulten. Al contraer aún más estos músculos de forma rápida, la presión aumenta aún más, lo cual rompe finalmente las finas membranas de los senos.

lagarto cornudo

Una defensa contra toda clase de depredadores

El objetivo de ello no es solo confundir a los posibles depredadores, sino que también contiene una sustancia química nociva para algunos de ellos, el ácido fórmico. Esta táctica de supervivencia funciona mejor cuando el lagarto ya está dentro de la boca de un depredador. El lagarto cornudo adquiere esta sustancia química en su sangre de su dieta, concretamente de las hormigas cosechadoras venenosas.

A los lagartos no les afecta el veneno de las hormigas, ya que las envuelven en una especie de moco antes de tragarlas. Esto impide que las hormigas les piquen. Así es como pueden extraer el veneno para contraatacar con un chorro de sangre.

Expulsar estos chorros de sangre también le permite eliminar partículas extrañas de la superficie de sus ojos. A este proceso de se le conoce como autohemorragia.

Este mecanismo de defensa no es en balde, ya que los lagartos de cuernos cortos son presa de numerosas criaturas. Sus principales depredadores son halcones, correcaminos, serpientes, lagartos, perros, lobos y coyotes. Por ello, además de su camuflaje natural y los chorros de sangre que lanza, tiene otros mecanismos notables de defensa.

Uno de los más curiosos es que son capaces de inflar su cuerpo hasta el doble de su tamaño, como un globo espinoso.

Por desgracia, este lagarto se encuentra en peligro de extinción, debido a la destrucción de su hábitat, los esfuerzos por erradicar las hormigas (su fuente de alimentación básica) y el comercio ilegal de mascotas.

Otras características

Los lagartos cornudos se sienten más a gusto en lugares cálidos y secos, como desiertos o ciertos bosques. Su gruesa y resistente piel soporta el calor, así que no tiene problemas para esta clase de ambientes.

Para hidratarse, los lagartos recogen la lluvia levantando la cola y dirigiendo el agua hacia la cabeza. Los canales de su piel dirigen y aceleran el movimiento del agua hacia la cabeza, como un embudo. Desde allí, abren y cierran las mandíbulas para bombear el agua hacia la boca.