En esta ocasión quiero contarte la historia de un afamado barco llamado «el Glorioso». Este fue un navío español que en 1747 se enfrentó a los navíos ingleses en cinco batallas. El valor de su tripulación lo hizo salir victorioso de todas hasta su desenlace final. ¿Quieres saber cómo fue? ¡Vamos ahora!
Los inicios del Glorioso
El glorioso fue un navío de línea botado en la Habana en 1740. Contaba con 70 cañones distribuidos en tres cubiertas. Para impulsarse contaba con tres palos que sostenía velas cuadradas.
Zarpó del puerto de Veracruz en julio de 1747 y estaba mandado por el capitán Pedro Mesía de la Cerda. Llevaba un cargamento valorado en 4,502, 631 pesos de plata; 6 toneladas de oro, un regalo para el rey Felipe VI, entre otros muchos tesoros.
El 25 de julio, mientras el navío se acercaba a la isla de Flores, en las Azores, el vigía observó una escuadra mercante inglesa. Era un día neblinoso, por lo que no se distinguían bien. Al medio día la niebla se disipó y se pudo observar la flota, que estaba compuesta por 10 barcos. De ellos tres eran de guerra: el de línea, Warwik, de 60 cañones, la fragata Lark, de 40 y el paquebote Montagu de 16 piezas. Además, un transporte de tropas estaba armado con 20 cañones, el Beaufort.
Avistamiento de la flota inglesa y primera batalla
El capitán de la Cerda ordenó a su tripulación prepararse para el combate y seguir navegando al noreste, a Ferrol. El viento estaba de su parte. El jefe del convoy inglés, Jhon Crookshanks, al ver al barco español, ordenó su persecución y captura. Con el paso de las horas los ingleses notaron que el navío se alejaba, por lo que decidió ir en su persecución con sus buques de guerra. Pidió al capitán del Beaufort permanecer con el resto de la flota para protegerla.
A media tarde de ese día el Montagu, el más veloz, tuvo cerca al barco español. En torno a las 21:00 horas de la Cerda ordenó virar al sureste para despistar al adversario. El Montagu disparó cañonazos y encendió fuegos para evitar perder a los otros dos barcos ingleses. A la vez disparó cuatro veces contra el Glorioso. El capitán español ordenó contestar el fuego para evitar que se acerque demasiado. Durante toda la noche ambos navíos se estuvieron disparando sin ningún logro. Para la mañana del 26 de julio las otras dos naves inglesas ya estaban cerca de los españoles.
Lucha contra los tres navíos
A las 16:00 horas un chubasco dejó sin viento al Glorioso, lo que causó que se detuviera. Los navíos ingleses, sin embargo, continuaron con el viento a favor y lograron aproximarse al enemigo. A las 21:00 horas de la Cerda se dio cuenta que el enfrentamiento sería inevitable, por lo que pasó a la acción. El Glorioso avanzó sobre el Montagu, al cual tuvo a estribor, y le disparó. El capitán del pequeño barco se alejó con rapidez. El posicionamiento de los españoles los colocó a babor del Lark. El navío hispano inició una descarga cerrada que sorprendió a los ingleses. Estos contestaron el fuego, pero no pudieron evitar la caída de su sobremesa. La batalla duró unos cinco minutos, tras lo cual el capitán inglés ordenó retirarse.
De la Cerda pudo haberse retirado amparado por la oscuridad imperante, ya que las nubes cubrieron la luna. Sin embargo, viró su nave y la dirigió contra el Warwik, con el viento a su favor. El navío español hizo disparar todos sus cañones de la banda de babor, junto a la fusilería a bordo, sobre el barco enemigo. Los ingleses se vieron sorprendidos. El capitán español hizo virar su navío al completo y volvió a disparar sobre el costado de la nave enemiga. Esta vez el Warwik contestó y el intercambio de los disparos se sucedió hasta las 3:00 a.m. A esa hora, el capitán Crookshanks ordenó la retirada, dejando la victoria al Glorioso.
Cinco muertos y 42 heridos fueron el saldo del enfrentamiento. Los daños fueron reparados con el pasar de los días. El capitán inglés fue juzgado y expulsado de la Royan Navy por negligencia.
Segunda batalla
Tras el combate el Glorioso continuó navegando hacia España. El 14 de agosto, ya cerca de Finisterre, Galicia, los vigías visualizaron a tres navíos ingleses. Según las fuentes inglesas se trataba del navío de línea Oxford, de 50 cañones; la fragata Shoreham, de 24 y la balandra Falcon de 14 piezas. Estaban bajo el mando del almirante Jhon Byng.
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A las 16:00 horas los tres navíos sobrepasaron al Glorioso sin abrir fuego. Después se juntaron los capitanes para hablar. El capitán de la Cerda, al ver que el Oxford maniobraba para avanzar contra él, se movilizó. Viró y le gano el barlovento al enemigo. Al quedar en medio de los buques ingleses, disparó sus cañones sobre ellos, con ambas bandas. Los enemigos respondieron. El capitán español, con la mar muy picada y viendo que el agua se introducía en su nave, volvió a maniobrar. Esta vez viró y quedo contra el viento, cerca del Oxford.
Los ingleses se vieron sorprendidos. Más aún que quedaron a estribor de los españoles, los cuales evitaron quedar en medio de los dos fuegos. Dos andanadas se sucedieron contra el Oxford, tras lo cual, el capitán de este, ordenó la retirada. Los otros dos navíos lo siguieron. Tres horas duró el enfrentamiento carente de disparos. Apenas hubo cinco heridos del bando español. La audacia del capitán de la Cerda había ganado.
Tercera batalla
Dos días después el Glorioso llegó al puerto de Corcubión, en la Coruña, en donde descargó su importante cargamento. Ahí permaneció por dos meses y fue reparado. En octubre navegó con dirección al Ferrol. En su trayecto se encontró con 15 navíos británicos, por lo que se refugió de nuevo en Corcubión.
El 11 de octubre partió de nuevo hacia el Ferrol. El 14 de ese mes el viento dañó el ancla del navío, por lo que se dirigió a Cádiz. El 17 de octubre sus vigían vieron a una escuadra británica de 10 navíos. De ellas, dos avanzaron contra el Glorioso, que tenía el viento en contra. De repente el viento cesó y los barcos se detuvieron.
A las 19:00 horas el buque insignia de la escuadra británica llamado king George, logró aproximarse. La batalla comenzó. Tras la primera andanada, el Glorioso derribó el mástil principal y dañó dos de sus cañones. Esto dejó sin posibilidad de maniobra al navío, que sufrió el ataque del Glorioso. A las 22:30 horas una fragata inglesa llegó para socorrer la nave. Los disparos contra el barco español comenzaron, pero este les infligió daños severos. Tras unos disparos el Glorioso se retiró.
Cuarta batalla
Al día siguiente tres fragatas británicas tenían la orden de dar caza al Glorioso. De la Cerda avistó a sus enemigos y ordenó virar al noroeste. A media mañana los vigías del barco español vieron a un barco que navegaba solo y sin bandera. Al pasar por el navío hispano arrió la bandera danesa y viró para atacar. Era el navío inglés Darmouth de 50 cañones. El capitán español ordenó continuar.
Hamilton, el capitán inglés, ordenó ondear la bandera británica y cuando tuvo a su enemigo a tiro ordenó disparar con los cañones de proa. De la Cerda, al evaluar las condiciones de su adversario, decidió enfrentarlo. Los ingleses se acercaron hasta el palo mayor del navío español, para no exponer todo su costado, al ser consciente de su inferioridad artillera. El combate duró tres horas, hasta que en torno a las 15:00 horas el Darmouth explotó. Solo sobrevivieron 18 personas.
Quinta batalla y derrota
Durante el resto del día la tripulación del Glorioso se dedicó a reparar los daños recibidos. Por la noche y con luna llena, era difícil escapar. De la Cerda comprobó como un navío de dos puentes se le aproximaba. Era el Russell de 80 cañones. Las otras dos fragatas cerraron el cerco. Comenzó un duelo que se prolongó toda la noche. A las 6:00 horas el Glorioso dejó de disparar ante el agotamiento de las municiones y pólvora.
El destino del Glorioso
El día 19 de octubre, con 33 muertos y 133 heridos a bordo, de la Cerda rindió el navío. Cuando el capitán fue llevado al Russell, descubrió los enormes daños que le infligió. El glorioso fue remolcado a Lisboa por los marinos ingleses. Ahí permaneció 7 meses, donde fue reparado y recibió una nueva tripulación. De ahí navegó a la Gran Bretaña a donde arribó el 16 de mayo de 1748. En Portsmouth permaneció cerca de un año, donde recibió inspecciones. El 24 de abril de 1749 el Glorioso fue subastado.
El capitán de la Cerda llegó a ostentar el cargo de teniente general de la Real Armada y virrey de Nueva Granada.
El Glorioso ha sido alabado por numerosos historiadores. Sin embargo, fue George Walker, el capitán del King George, quien se enfrentó a él, el que pronunció una frase que lo inmortaliza. «Y de nuevo comenzó la persecución y la conquista de su audaz y escurridizo enemigo; porque nunca los españoles, y nadie en realidad, han luchado mejor con un barco como lo hicieron ellos».
Autor : Adrián Silva
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