martes, 11 de abril de 2023

Canal Guerra y Reinos : La caída de Acre y el final de las cruzadas en 1191

 Adrian  Silva


Los musulmanes de Egipto

En 1187 Saladino conquistó Jerusalén, con lo que el epicentro de los estados cruzados se desplazó a Acre, más al norte. Ahí las ordenes de los templarios, los hospitalarios y los teutónicos instalaron sus bases. Para entonces los territorios de los cruzados eran unos cuantos territorios al norte de Israel. 

En 1250 se creó el sultanato de Egipto. El sultán Qutuz consideró necesario conquistar el resto de los territorios cristianos para tener seguridad en su recién creado estado. La llegada de los mongoles les distrajo de este objetivo, ya que el poderoso estado parecía imparable y había llegado hasta Siria. Lo que quedaba del estado cristiano permaneció neutral, pero permitió a los invasores pasar por su territorio. En 1260 se libró la batalla de Ain Jalut entre musulmanes y mongoles, que se saldó con la derrota de estos últimos.  

Los mamelucos comienzan la conquista de los restos del reino de Jerusalén

En 1261 los mamelucos comandados por el sultán Baibars atacaron a los estados cristianos una vez libres de la amenaza mongola. En 1265 Cesárea y Arsuf fueron conquistadas. Un año después cayeron las ciudades de Galilea. En 1268 cayeron Jaffa y el principado de Antioquía. Ante esta desastrosa situación, el rey de Jerusalén y las ordenes pidieron ayuda a los reinos europeos.  

En 1270 Luis IX lanzó la octava cruzada contra Túnez, pero fracasó. Un año después Eduardo I de Inglaterra emprendió la novena cruzada, que se considera parte de la octava. La campaña apenas duró un año y no obtuvo resultados. Las escasas fuerzas aportadas hacían prever un éxito nulo. El papa Gregorio X intentó en vano convocar una cruzada de mayor impacto, pero las cruzadas habían dejado de ser un ideal caballeresco. 

Intentos de ayuda al reino de Jerusalén

Enrique II de Chipre

Para 1276 la situación era tan peligrosa que el rey Enrique II de Jerusalén cambió su residencia a Chipre. En los años siguientes la situación no hizo más que empeorar. Latakia cayó en 1278 y Trípoli en 1289. Acre estaba en peligro, por lo que el papa Nicolás IV convocó una nueva cruzada. Además, hizo esfuerzos diplomáticos para concluir una alianza con el Kan Arghun de Mongolia y Haitón II de Armenia. Esto pareció fructificar y en el invierno de 1290 el soberano mongol prometió una ofensiva sobre Damasco en la primavera del siguiente año.  

En enero de 1291 el papa proclamó la cruzada y ordenó a los cristianos enlistarse bajo las banderas de Eduardo de Inglaterra. El eco fue escaso, las levas pequeñas y tardías. Arghun murió en marzo de 1291, por lo que su promesa quedó sepultada con él. Enrique II de Jerusalén envió a su senescal, juan de Grailly, a Roma y a las cortes europeas para pedir ayuda urgente. Los problemas internos y la falta de interés de los diferentes reinos, impidieron una acción contundente.  

Ante esta falta de entusiasmo el ejército cruzado se compuso de un escaso número de campesinos desempleados de Toscana y Lombardía. Carecían de entrenamiento militar y armas. Fueron puestos bajo las órdenes de Nicolás Tiepolo, hijo del dux de Venecia. Contó con la asistencia de Juan de Grailly y fueron embarcados en 20 galeras. A esta flota se unieron otras siete enviadas por Jaime II de Aragón.  

La paz entre Enrique de Jerusalén y los mamelucos

En 1279 había ascendido al sultanato de Egipto Qalawun y Enrique II pactó con él una tregua en 1289. Gracias a esto el comercio se reanudó y los comerciantes de Damasco llevaron sus mercancías a las ciudades cristianas de la costa. Las buenas cosechas de ese año en Galilea habían llenado los mercados de Acre de productos agrícolas. La situación parecía mejorar.  

En agosto de 1290 llegaron los cruzados italianos. Lejos de ser una ayuda fueron una molestia, pues eran indisciplinados, borrachos, pendencieros y sus líderes no les podían pagar. Estos hombres comenzaron a atacar a los pobladores y comerciantes musulmanes, pues ignorantes de la tregua, pensaban que debían luchar contra los infieles. 

Ruptura de la paz 

La situación se descompuso cuando en uno de los días los recién llegados comenzaron un ataque contra todos los musulmanes, matando a los que pudieron. Los agredidos se defendieron y ocurrió una batalla en el interior de la ciudad. Los caballeros de las ordenes hicieron cuanto pudieron por detener estos desordenes.  

Qalawun se puso furioso y exigió la entrega de los asesinos para aplicar su justicia. El Concilio de Acre se reunió para estudiar la propuesta. Guillermo de Beaujeu, maestre de la orden del Temple, propuso encerrar a todos los sediciosos en una cárcel, pero su idea fue rechazada. El Concilio tomó otro rumbo y culpó a los musulmanes de sublevación. Qalawun consideró esto como una ruptura de la tregua y en agosto ordenó la formación de un ejército.  

Qalawon murió en noviembre de 1290 y le sucedió su hijo Jalil. Este comenzó la expedición contra Acre y le juró al maestre del Temple que conquistaría la ciudad. En Acre estaban tropas de las órdenes del Temple, de los teutónicos y los hospitalarios. Enrique II, rey de Chipre desde 1285 y de Jerusalén desde 1286, envió un contingente. Los reyes de Francia e Inglaterra también mantenían tropas en la ciudad. Pisa y Venecia contribuyeron con tropas adicionales. 

Composición de las fuerzas

Por aquel tiempo Acre tenía entre 30 000 y 40 000 habitantes. Las fuerzas que la defendían ascendían a 14 000 infantes y 800 caballeros, a estos se le suman 2000 soldados de Chipre liderados por Enrique. Acre estaba rodeada por mar, en dos de sus lados. Tenía una doble fila de murallas y doce torres recién reforzadas. Tenía tres puertas, una al norte, otra en el centro y otra al este.  

Al amanecer del 5 de abril los vigías cristianos divisaron las tropas musulmanas. Estaban compuestas por 60 000 infantes, 20 000 jinetes y unas 75 catapultas. Los campesinos entraron con prisa en la ciudad y los soldados se prepararon. Los mamelucos instalaron sus tiendas frente a la ciudad y montaron sus máquinas de asedio.  

Inicio del asedio de Acre

La ciudad de Acre

Los cristianos, al ver la magnitud del enemigo, enviaron emisarios para negociar la paz, pero Jalil se negó al exigir la rendición incondicional. El 7 de abril comenzó el asedio de la ciudad. Las catapultas comenzaron a lazar sus proyectiles contra las murallas. En la acción quedaron destruidas casas y templos. Los arqueros musulmanes dispararon sus flechas incendiarias, las cuales prendieron fuego contra los techos de paja y casas de madera. El resonar de las trompetas y tambores se escucharon en la ciudad de forma estruendosa.  

El 15 de abril los templarios y hospitalarios lanzaron un ataque nocturno en el norte de la ciudad para destruir las máquinas de asedio. En un inicio sorprendieron a los enemigos, pero fueron obligados a retroceder.  

Ese día los zapadores musulmanes avanzaron con rapidez y lograron minar las torres de la parte sureste de la ciudad. Las catapultas completaron la obra para derribarlas. Las tropas musulmanas atacaron con la intención de entrar, pero fueron rechazadas.

La toma de la ciudad

El 18 del mes los musulmanes volvieron a atacar sobre la torre maldita, en la parte sureste de la ciudad. Lograron abrir brecha y comenzaron el ataque con infantería. Las tropas mamelucas avanzaron hasta la muralla interior. Las tropas de los hospitalarios y templarios acudieron a reforzar el sector, pues la presión en sus áreas era menor. Casi contigua, la torre de San Nicolás había caído.   

Ese día Guillermo de Beaujeu fue mortalmente herido por una flecha. Los musulmanes comenzaron a ingresar en la ciudad al sonido de trompetas y tambores. Los combates se sucedieron por todos lados. El maestre de los hospitalarios también fue mortalmente herido y los cristianos se retiraron a la fortaleza del Temple, al sur de la ciudad. 

El asedio de la fortaleza del Temple

La población de Acre, aterrorizada ante el desastre, huyo a los muelles para intentar salvarse en los pocos barcos que había. Muchos de estos navíos fueron desbordados y se hundieron. Jalil había conquistado casi todo Acre, menos la fortaleza del Temple, donde unos 200 caballeros resistían, protegiendo a cientos de civiles. El sultán mameluco se apiado y les concedió salir de ahí, para evitar más derramamiento de sangre.  

El 25 de mayo los cristianos aceptaron estos términos para ir a Chipre. Mientras los soldados mamelucos izaban la bandera en la fortaleza, los cristianos los insultaron. Las tropas enemigas los amagaron y los cristianos intervinieron. Se desató una pelea que culminó con la muerte de los musulmanes y el cierre de la puerta del fuerte.  

Por la noche Thibaud Gaudin, próximo gran maestre templario, se embarcó a Sidón con el tesoro de la orden, reliquias, algunos soldados y civiles. El rey Enrique II también había escapado a Chipre. El 26 de mayo Jalil volvió a ofrecer los mismos términos de rendición y Pedro de Sevry la aceptó. Cuando salió para negociar fue arrestado junto a otros caballeros. El sultán continuó atacando durante otros dos días, pero sus fuerzas fueron rechazadas. Los cristianos estaban exhaustos, heridos y sin provisiones, y aún seguían luchando.  

Conquista de la fortaleza del Temple y las consecuencias

Por la noche del 28 de mayo los zapadores mamelucos lograron abrir una brecha en la muralla del fuerte y 2000 soldados ingresaron. Lo que siguió fue una batalla en la que se derrumbó parte del edificio matando tanto a defensores como a atacantes. Los soldados cristianos continuaron luchando durante la noche y parte de la mañana del 29 de mayo, hasta que fueron rendidos. Acre entera había dejado de ser cristiana hasta nuestros días.    

El gran maestre de los hospitalarios Mathieu de Clermont defendiendo las murallas. De Dominique Papety

Los siguientes días el puerto fue cubierto por escombros para evitar que los cristianos intentaran desembarcar nuevas tropas. En las siguientes semanas el resto de las ciudades costeras cayeron con facilidad. Sidón el 14 de julio, Jaffa el 30, Beirut el 31, Tortosa el 3 de agosto y Atlit el 14 de ese mes. La isla de Arwad, cerca de Tortosa se mantuvo hasta 1302.  

El asedio de Acre había durado 6 semanas, pero los templarios aguantaron por 10 días más en su fuerte. Las pérdidas de ambas partes son desconocidas. La caída de Acre puso fin a la época de las cruzadas, a pesar de que se siguieron convocando en los siglos siguientes. Ya solo eran un espejismo de lo que fueron.

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