Un mundo mágico con cientos de especies que no existen en otro lugar del mundo
Entre Yemen y Somalia, apuntada por el cuerno de África y frente al golfo de Adén, en el mar Arábigo, encontramos un archipiélago de tres islas principales de pequeño tamaño, dos islotes rocosos y una isla de mayores proporciones que da el nombre al conjunto: Socotra. Aunque el archipiélago pertenece en la actualidad a la República de Yemen, en realidad se encuentra más próximo a las costas de Somalia, siendo su característica esencial el notable aislamiento que lo define.
Es cierto que la distancia que lo separa de las costas más próximas no es comparable a muchos otros archipiélagos o atolones que podamos encontrar en áreas del Pacífico, por ejemplo; sin embargo, pocas tierras emergidas llevan tanto tiempo aisladas y desarrollando ecosistemas como Socotra y es cierto que se trata de uno de los archipiélagos de origen continental más aislados del planeta.
Su isla más grande, principal baluarte del carácter extraordinario del archipiélago, se ha convertido por derecho propio en uno de los lugares del mundo donde la naturaleza alcanza unas cotas de rareza fuera de toda lógica, con paisajes increíbles dibujados bajo la presencia de especies vegetales que parecieran transportarnos a otros mundos desconocidos, añadido a una enorme biodiversidad. No en vano, el archipiélago de Socotra es conocido como «Las Galápagos del Índico».
Un lugar único fraguado desde hace millones de años
La isla de Socotra es sin lugar a dudas la protagonista indiscutible de un archipiélago declarado desde 2008 Patrimonio de la Humanidad. Con 130 kilómetros de largo y 40 de ancho, su origen – al igual que el del resto del archipiélago – se remonta a un momento impreciso del precámbrico, hace millones de años, en el que un bloque del supercontinente Gondwana se separó de la placa arábiga. Desde entonces, el aislamiento se apoderó del lugar y el paso del tiempo y un clima especialmente duro para la vida hicieron el resto. El resultado es un área biogeográfica y geológica única, con unas características singulares que no se repiten en ningún otro punto de la Tierra.
La isla presenta paisajes maravillosos, marcados por la cadena montañosa de Jabal Haggeher, que llega a alcanzar los 1526 metros sobre el nivel del mar, y por las áridas mesetas y las llanuras costeras, que en el norte se convierten en playas y dunas de fina arena blanca.
En este marco, la naturaleza cobra vida a través de un sinfín de especies únicas en el mundo, icono de la extrañeza de este archipiélago. La lista de especies que albergan estas tierras parece interminable: más de 800 de plantas, 730 de peces, 300 de crustáceos y moluscos marinos, casi 200 de aves, más de 250 de corales, 34 de reptiles, 600 de insectos, murciélagos… teniendo en cuenta, además, que muchas de esas especies son endémicas, es decir, exclusivas del archipiélago y no se pueden encontrar en ningún otro lugar.
De todas ellas, el emblema son dos especies arbóreas, el drago de Socotra, más aparasolado que los dragos de las Islas Canarias; y el insólito qamhiyn – como se conoce en el archipiélago -, un dendrosicyos cuya única especie en forma de árbol del mundo crece aquí.
Además, algunas partes de la isla de Socotra son especialmente sorprendentes en cuanto a la variedad de especies, con espacios como el Jabal Haggeher que alcanza las 200 plantas endémicas, favorecido por el gradiente térmico de las elevaciones montañosas.
Un mundo asolado por diferentes peligros
El archipiélago de Socotra está habitado por unas pocas decenas de miles de personas de origen diverso, dedicadas a actividades de subsistencia como la pesca o la cría de animales y a pequeños intercambios comerciales. Al margen de la economía, la inestabilidad política ha sido y es la tónica dominante durante los últimos años, lo que ha hecho peligrar el bienestar de un ecosistema tan rico pero al mismo tiempo tan vulnerable como este.
La guerra civil en Yemen y la intervención militar reciente de Arabia Saudí, unido a un gobierno intervencionista apoyado por la ONU, han tenido como consecuencia una situación muy difícil que está sometiendo a la población a un aislamiento y una tensión sostenida, al mismo tiempo que se está poniendo en jaque la protección ambiental de las islas.
Sumado a todo ello, el cambio climático está suponiendo asimismo una importante amenaza para la estabilidad de los ecosistemas de Socotra, poniendo muchas especies en peligro de extinción – en especial de la flora - y convirtiendo la zona en una de las más frágiles del planeta. Un mundo único con graves problemas humanitarios que pueden ir acompañados por la pérdida de diversidad de un escenario extraterrestre
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