A Diítrefes, que estaba en el asedio de Quíos, le ordenaron ir a Tracia y encargarse del gobierno de la región. Cuando este navegaba hacia allá, llegó a la isla de Tasos y en cumplimiento a lo que se le había encomendado, derribó el gobierno democrático y estableció una oligarquía. Después siguió su marcha. Los tasios, sin embargo, no quedaron conformes con la intervención ateniense y rompieron su alianza y buscaron la ayuda de Esparta para resistir la agresión que se avecinaba.
De la misma forma que Tasos, muchas otras ciudades revirtieron su pertenencia a la liga de Delos, a la cual ya no consideraban funcional, pues Atenas las había puesto bajo su yugo con el pretexto de velar por su libertad.
En Atenas se desataron una serie de asesinatos en contra de los enemigos de los aristócratas. Así murió Androcles, un hombre con gran influencia, y a algunos otros. La nueva organización política de Atenas estableció que un consejo de 500 hombres gobernara la ciudad. Era el Senado. Aun así, se continuó con la antigua costumbre de reunir al pueblo para debatir sobre las cosas públicas, pero el Consejo era el filtro sobre el que tenían que pasar todos los asuntos y en donde se decidían.
En esta aparente concordia, se estableció un régimen de temor, en el cual nadie podía contradecir las decisiones del Senado. Aquellos que lo hacían resultaban asesinados y no se perseguía a los homicidas. Por este motivo toda la población experimento un periodo de temor.
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