En 1177 la guerra entre los cruzados y los musulmanes liderados por Saladino había estallado. Los cristianos intentaron establecer una alianza con Bizancio para atacar Egipto, pero fracasaron las negociaciones.
Reinaba en Jerusalén Balduino IV llamado el Leproso. Juntó a todas las tropas que pudo al conocer la invasión y avanzó a Ascalón. Entre sus tropas había hombres de las órdenes de los Templarios y los Hospitalarios, junto con sus maestres. Una leyenda dice que había tropas de la Orden de San Lázaro,que incluía a leprosos.
Saladino avanzaba por la costa sur del Levante. Cuando Balduino tuvo noticias de esto se retiró a Gaza. Saladino, sin reparar en la toma de las ciudades a su paso, avanzó a Ascalón dónde las tropas cristianas le salieron al paso, sin embargo, al ver la superioridad numérica de los enemigos, optaron por refugiarse en la ciudad para resistir.
Saladino tuvo noticias de la presencia de las tropas cruzadas y del escaso número que las componían. Eran unos 500 caballeros de Jerusalén a los que se agregaban 80 templarios y 40 Hospitalarios, además de 2500 soldados de a pie. Las tropas musulmanas tenían unos 26 000 hombres.
El sultán despreció está fuerza y avanzó a Jerusalén sin considerar la toma de Ascalón. Pensó que los enemigos eran tan inferiores que no lo seguirían.
Saladino siguió su camino y sus tropas saquearon, quemaron o tomaron las plazas que encontraron. Jerusalén, que hacía décadas no era sitiada, tenía las murallas en estado de abandono. La población se refugió en la Torre de David.
Balduino salió de Ascalón y se unió a las tropas de los Templarios y avanzó contra Saladino. Este, no tomó ninguna precaución del ejército cristiano. No dejo tropas para vigilarlo.
El 25 de noviembre del 1177 el cuerpo principal del ejército musulmán se disponía a cruzar un pequeño río cerca de las colinas de Montgisard, al sureste de Ramla, cuando fueron sorprendidos por las tropas cristianas, que cayeron por sorpresa. El resto de las tropas de Saladino estaban dispersas en los alrededores.
La caballería cruzada hizo una potente carga antes que las tropas musulmanes se pudieran desplegar. El mismo Saladino corrió peligro de muerte, si no es porque los miembros de su guardia personal lo salvaron. Todos murieron en la lucha. El rey Balduino luchó con vigor al frente de sus hombres. El resto de las tropas musulmanas dispersas fueron destruidas una a una. La noche evitó la continuación de la masacre.
El desastre fue tan completo, que Saladino regresó con unos 3000 soldados a Egipto. Los cristianos tuvieron 1100 muertos y 750 heridos.
La batalla ha sido una de las mayores victorias de los cruzados, los cuales pudieron salvar al reino de Jerusalén. El joven rey Balduino,con solo 16 años y atacado ya por la lepra, luchó de manera valiente. Se atribuyó la increíble victoria a Dios e incluso se decía que San Jorge, cuya iglesia estaba siendo sitiada en esos momentos, luchó del lado vencedor.
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