Pisandro y los suyos llegaron a Atenas para dar el golpe de estado que debía suprimir la democracia. Reunieron a sus partidarios en el templo de Neptuno, a diez estadios de Atenas, para comunicarles la forma de gobierno planeada, que se instauraría. En esta reunión se dejó en claro que se respetaría la libre expresión de los atenienses y se castigaría a aquellos que la intentaran suprimir.
La reforma política planeada establecía que se debía nombrar a cinco presidentes, los cuales elegirían a 100 hombres y cada uno de estos debían seleccionar a otros tres, de tal suerte que se formara una cámara de 400 ciudadanos. Este órgano tendría en sus manos el gobierno de la ciudad y se podría reunir la asamblea de los 5000 cuando se considerara conveniente.
Este plan lo pronunció Pisandro, pero quien en realidad lo hizo desde mucho antes fue Antifonte, el cual era considerado según Tucídides, un ciudadano ejemplar, tenido en la estima del pueblo, inteligente y prudente, pero a quien no le gustaba la exhibición pública, aunque asistía a las reuniones cuando le llamaban. Frínico también era favorable al régimen de los 400, pues lo veía como un blindaje contra Alcibíades, del cual esperaba que no volviera a la ciudad mientras estuviera instaurado este modelo. Terámenes era otro ciudadano ilustre partidario del nuevo sistema.
No sería fácil suplantar en Atenas el sistema oligárquico, pues aún había mucha resistencia del pueblo, el cual hacía 98 años que había conquistado la democracia. Los conspiradores obtuvieron el apoyo de una parte de la guardia que estaba en las murallas de la ciudad para bloquear a los que intentaran oponerse al golpe.
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