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Es uno de los grandes monumentos del mundo, pero también un lugar plagado de secretos, intrigas y misterios. El último el que acaba de descubrir un equipo de científicos que ha averiguado el secreto que ha mantenido en pie al coliseo en los últimos dos milenios.
El Coliseo de Roma es uno de los muchos ejemplos de la fuerza del antiguo Imperio Romano, su poder arquitectónico ha llegado hasta nuestros días con algunos de los monumentos más impresionantes del mundo. Aunque al gran icono de la capital italiana le falta una parte sigue resistiendo de manera admirable y todo se debe al a la perfecta mezcla en el hormigón usado para construirlo.
Desde hace años se investigan los motivos de la resistencia de los edificios romanos, y es que para que se destruyesen ha tenido que intervenir la mano del hombre o las potentes fueras de la naturaleza. Los expertos han estado lanzando teorías desde hace varias décadas, pero nunca llegaban a una conclusión, hasta que este año una investigación de las universidades de Italia, Suiza y Estados Unidos han encontrado la respuesta.
Para aguantar tantos siglos ya se sabía que los materiales utilizados debían ser muy buenos, mucho mejores que los actuales, pero la clave estaba en la cal y en la forma en la que la usaban. El mayor avance en esta investigación se debe a que han averiguado que, además de mezclar el hormigón con cal fría, usaban este mismo elemento pero en un estado incandescente. De esta forma la cal se encontraba "viva" y, prácticamente, repara las heridas que el Coliseo y los otros edificios puedan sufrir.
Esta inteligente mezcla ha permitido que los imponentes monumentos hayan sobrevivido desde su construcción hace casi 2.000 años, ni los terremotos han podido echar abajo el gran símbolo de Roma. Una de estas fuerzas de la naturaleza tiró parte del anfiteatro más famoso del mundo en el año 1349 y casi cuatro siglos después otro terremoto causó muchos desperfectos.
Por suerte, los cimientos estaban muy bien asentados, lo que supuso que la mayor parte de la estructura se mantuviese en pie. La dureza del hormigón y la precisa arquitectura romana no fueron suficientes para que toda la estructura resistiese y un factor importante fue el suelo, ya que se pueden identificar dos partes muy diferentes en el subsuelo sobre el que se sostiene el Coliseo.
La parte norte es la que ha quedado en pie y se debe a que se asienta sobre roca volcánica, esta dureza permitió que las vigas subterráneas estuviesen mucho más seguras. Por otro lado, la zona que se derrumbó está construida sobre un suelo blando, esto se debe a que un antiguo afluente del Tíber pasaba por allí.
Es cierto que Roma no es un territorio con mucha actividadsísmica, pero sí es fácil que lleguen las ondas sísmicas por lo que los fuertes terremotos que hicieron temblar a los Apeninos también sacudieron la capital.
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