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Es un tesoro de Eslovenia sobre un universo kárstico, una espectacular fortificación que se ha convertido en uno de los puntos más visitados del país
La principal característica de la fortaleza es, sin lugar a dudas, su disposición en la boca de una gran cavidad kárstica, lo que lo convierte en una construcción de récord Guinness, siendo el mayor castillo del mundo situado en una cueva.
Asentado en el lugar en el que en el siglo XII se erigía ya una fortificación, el actual monumento data del siglo XVI, regalándonos una visión magnífica sobre el mural de roca que lo abraza a su alrededor, creando un conjunto sublime y fascinante; no obstante, el propio nombre de Predjama significa «castillo en una cueva».
Pero no solo su silueta impresiona. Detrás y debajo de sus muros se abre una gran cueva kárstica en la que se ha fraguado con el tiempo una leyenda asociada al castillo. Según la tradición, el barón Erazem Luegger - conocido popularmente como Erasmo de Predjama – se refugió en este lugar huyendo del acoso del Emperador Federico III. Asediado por el ejército en este punto, creyendo que no tenía salida, el astuto barón contaba, a través de la cueva posterior, con una salida hacia la cercana población de Vipava, donde conseguía provisiones y conseguía así crear el mito de su hazaña y resistencia frente al poder militar del emperador. Finalmente, la traición de uno de sus vasallos hizo que perdiera la vida en el baño.
La leyenda de Erasmo, así como las diferentes estancias del castillo o el atractivo de poder introducirse por la cueva, completan una experiencia increíble que se suman a las maravillosas vistas del exterior y todos sus alrededores.
Situado al suroeste de Eslovenia, a unos pocos kilómetros de la localidad de Postojna, se encuentra enclavado a unos kilómetros del complejo de Cuevas de Postojna, un entramado laberíntico de 24 kilómetros de corredores y galerías que la convierten en la cueva visitable más grande de Europa.
Una lanzadera une el castillo con la cueva y facilita el acceso y la entrada conjunta.
Con varios niveles, cuenta con varias salas que presentan restos arqueológicos. Una parte de ella, habitada por murciélagos – sólo es posible su visita en las épocas en las que no están hibernando estos mamíferos -, nos introduce en el mundo subterráneo.
Este espacio reservado al mundo kárstico que se esconde bajo las elevaciones rocosas, alberga gran cantidad de especies animales, entre las que destaca un ser que antaño era conocido como «el hijo del dragón». Hablamos del proteo, una extraña especie que habita este tipo de ecosistemas alejados del exterior.
El Vivario, situado en una de las galerías de la cueva, nos muestra todo este mundo subterráneo y nos sumerge en el universo cavernícola.
La horizontalidad de la cueva ha facilitado, desde 1872, el acceso al interior a través de un pequeño ferrocarril que se ha convertido ya en leyenda viva del complejo. Una cueva única que comenzó a visitarse en 1819 y que, en la actualidad, se muestra a nuestros ojos en todo su esplendor con formaciones grandiosas.
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