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El lunes 26 de julio de 1909 se declaraba en Barcelona una huelga general que rápidamente se convertía en un estallido social con marcados tintes antimilitaristas y anticlericales. En el fondo era la constatación de las disfuncionalidades de una sociedad que intentaba la modernidad y el fracaso de un régimen de la Restauración que no había sabido pilotar al país hacia ella. Te lo contamos
Desarrollo de los acontecimientos
Primero hemos de nombrar el acuerdo non nato de 1902 y es importante porque mientras nos lamíamos las heridas de 1898, Europa se estaba repartiendo África, y en Marruecos tenía Francia muchos intereses. Enfrentado como estaba a Inglaterra, intentó llegar a un acuerdo con España que fracasó. Os dejo el enlace al artículo sobre esto.
El tratado secreto hispanofrancés de 1902 que pudo cambiar la historia de España
En 1898 España perdía sus últimas posesiones imperiales en Cuba, Puerto Rico y Filipinas contra los Estados Unidos. Al mismo tiempo, en África, las potencias coloniales se preparaban para repartirse el último gran territorio, Marruecos. En este escenario, entre 1898…
Tras la firma de amistad entre Francia e Inglaterra, no nos quedó otra que firmar el acuerdo con Francia en 1904. Apenas una fracción de lo que pudimos obtener en 1902 y sobre todo mas envenenado. Nos quedaba la parte norte, el Blad el Siba, la parte que escapaba al control del sultán de Marruecos. Esa parte, la fértil, la rica y la tranquila, quedó a Francia.
Tras la rabieta consecuente del Kaiser, se tuvo que ir a una conferencia internacional para acordar el status de Marruecos. Básicamente, que a Alemania no le perjudicaran en sus relaciones comerciales y de paso que se supiera que también quería su parte del pastel. La Conferencia Internacional de Algeciras de 1906 aclaró que zona de influencia tendría cada uno, aunque siempre bajo la “soberanía” del sultán.
Las comillas importan porque en la práctica, los habitantes de la zona que le tocó a España, el norte, no reconocían la autoridad política del sultán, que si la religiosa, y por lo tanto, España tenía que llegar a acuerdos con los cabecillas locales. El Roghi era el que dominaba la zona de Melilla, y con él se hicieron los acuerdos para explotar las minas. La Compañía Española de las Minas del Rif fue quien puso en marcha la maquinaria. Entre otras cosas el acuerdo incluía la construcción de un ferrocarril hasta las minas.
El problema es que los cabecillas no suelen durar mucho, y para 1908, El Roghi pensó que estaría bien tener también dominada a la cabila de Beni Urriaguel y les atacó, pero salió escaldado, derrotado y muerto. Y ahí se quedaron los españoles sin saber si debían seguir con las obras dado que su valedor había desaparecido. Al final pensaron que podían hacerlo pero los cabileños no pensaron lo mismo y el 9 de julio de 1909 tirotearon a unos trabajadores que construían la línea.
No es que esto pillara desprevenido al gobierno de Maura. Ya en junio de 1909, el Consejo de Estado había aprobado un crédito extraordinario solicitado por Maura, destinado a las tropas que debían acudir a Marruecos, pues sabían que las cosas se estaban poniendo feas. Y antes de finalizar el mes ya se habían movilizado varias unidades destinadas en Cataluña.
Ya entonces los periódicos nacionalistas y lerrouxistas iniciaron una campaña contra la guerra. A los socialistas les pilló a contrapie pero también se sumaron a la campaña. Sin embargo, cuando los rifeños atacaron a los trabajadores, se inició el movimiento de tropas y para el 11 ya empezaban los embarques en el puerto de Barcelona. Ese día empezaron los mítines contra la guerra que se repitieron durante toda la semana. Y cuando el 18 embarcó otro batallón de reservistas que en su mayoría ya estaban casados y tenían hijos, y varias damas de la nobleza fueron a entregarles cigarrillos y estampitas, mientras sus hijos se libraban de tener que ir por haber podido pagar, estalló la rabia.
En su mayoría estalló por las mujeres de los reservistas que veían cómo sus maridos, sustento principal de sus hogares, se embarcaban para una guerra de la que era muy posible que no volvieran. Al final embarcaron, claro está. Y las señoras volvieron a sus casas con sus hijos.
Y mientras en Marruecos, esa misma noche, hubo nuevos ataques esta vez a las tropas españolas, causando ya varias bajas. Y lo peor estaba por venir. El 27 de julio, en el Barranco del Lobo, ocurrió el desastre. Lo veremos en otro artículo.
En Barcelona la situación empeoraba. Se preparaba algo. Pero los líderes no estuvieron a la altura. Ni Solidaridad Obrera ni el Partido Radical, quiso ponerse al frente del movimiento. Aunque hay que decir que algunos miembros de ambas organizaciones participaron a título personal.
El caso es que debió formar un Comité que dirigiera aquello. Lo formaron el socialista Antonio Fabra Ribas, el sindicalista Miguel Villalobos Moreno, y el anarquista Francisco Miranda. Aunque rápidamente quedó desbordado por los acontecimientos. Era la noche del sábado 24 de julio. La huelga general se estableció para el lunes 26
Y el lunes 26 empezó. Y lo hizo de forma pacífica. Pero al llegar la tarde empezaron los enfrentamientos con las fuerzas del orden. Por la noche, los obreros habían tomado Barcelona, así como varias ciudades más como Sabadell o Tarrasa. La cosa se complicó y tomó un carácter insurreccional. En Sabadell se llegó a proclamar la República.
Para el martes por la mañana ya se estaban levantando barricadas por toda la ciudad. Y tras la protesta antimilitar, llegó la quema de iglesias. Se estima que durante la Semana Trágica, fueron quemados 112 edificios, de los que 80 fueron religiosos. La gente aplaudía a los incendiarios, rechazando a los bomberos que acudían a sofocar las llamas. No está claro la adscripción ideológica de los incendiarios aunque parece que los rerrouxistas tuvieron un papel destacado, unido a grupos de anarquistas y seguramente algún pirómano vocacional o símplemente gente hasta de su situación y que quería venganza sin más.
Sin embargo, la insurrección a estas alturas carecía de líderes, objetivos y organización. Era cuestión de tiempo que el gobierno cotrolara la situación. Para el miércoles la cosa empezó ya a declinar, y el jueves llegaron mas tropas a la ciudad. Entre el viernes y el sábado ya habían controlado los últimos conatos de resistencia. Y ahora había que contar las bajas. Tres muertos entre las fuerzas del orden y 75 entre los insurrectos. Más aún, varios miles de detenidos, de los que unos 2.000 fueron procesados. Cinco personas ejecutadas, 59 condenados a cadena perpetua y 175 desterrados.
Entre los ejecutados, el caso más sonado fue el del pedagogo anarquista Francisco Ferrer. Fue acusado de instigar la rebelión. El juicio fue una pantomima donde se sucedieron los cargos sin aportar pruebas concluyentes. Su condena estaba dada antes de empezar el juicio. Se inició una campaña internacional pidiendo su liberación que no fue efectiva. El gobierno Maura fue insensible a las protestas y acabó ejecutandolo. una ola de indignación recorrió España y el mundo. Seguramente ni Maura ni el rey se lo esperaban. Y el rey no tuvo otra opción que retirar la confianza a Maura y nombrar un nuevo gobierno.
Las consecuencias de la Semana Trágica fueron estas. La guerra de África no acabó, al contrario, empezaba una sangría de hombres y dinero que no acabaría hasta 1928. Pero sobre todo, el sistema de la Restauración quedaba herido de muerte porque ya no recuperaría. Maura, el gran puntal surgido tras la muerte de los fundadores del sistema, nunca perdonaría al rey por haberle traicionado, aunque siempre volvería cuando éste se lo pidiera. Lo demás es otra historia.
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