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Los caballeros templarios llegaron en un principio a Tierra Santa con la misión de recuperar cierto tesoro que creían que les pertenecía por derecho.
Los caballeros templarios llegaron en un principio a Tierra Santa con la misión de recuperar cierto tesoro que creían que les pertenecía por derecho. Según los modernos historiadores de los Templarios, Tim Wallace-Murphy y Christopher Knight, los caballeros que se unieron para formar la Orden del Temple eran parte de una rama de la realeza europea que descendía de Ancianos judíos que habían huido de Tierra Santa en torno al año 70 d. C., cuando la región fue invadida por los romanos.
Templarios de las familias Rex Deus
Antes de abandonar su patria, estos Ancianos habían ocultado los tesoros de su templo, así como pergaminos esenios y cabalísticos de valor incalculable en regiones estratégicas de Tierra Santa, para que el invasor romano Tito no pudiera llevárselos como despojos de guerra. Los Ancianos judíos a continuación emigraron a Europa. Una vez allí, muchos de ellos se casaron con mujeres de familias nobles europeas. Veinticuatro de estos Ancianos se convertirían en patriarcas de un grupo de familias europeas conocidas con el sobrenombre de familias “Rex Deus” o “Estrella”.
Durante cientos de años las localizaciones secretas del tesoro de los judíos se fueron transmitiendo de generación en generación en las familias de los Ancianos; hasta la Primera Cruzada, cuando miembros de las familias Rex Deus armados caballeros se unieron a la procesión de guerreros cruzados que viajaron al este con el doble objetivo de derrotar a los musulmanes y recuperar su tesoro familiar.
Los nueve caballeros templarios originales eran todos nacidos en familias Rex Deus o estaban estrechamente emparentados con alguna de ellas, como Godofredo de Boullion, el general francés que fue su comandante contra los sarracenos en la Primera Cruzada. Su primo, el rey Balduino II de Jerusalén, ayudó a los templarios a recuperar el tesoro al cederles la mezquita de Al-Aqsa para que hicieran uso de ella.
Los tesoros viajan desde Tierra Santa hasta Escocia
Pruebas de las subsiguientes excavaciones llevadas a cabo por los templarios fueron descubiertas más tarde en el siglo XIX por un destacamento de los Ingenieros Reales del ejército británico, y se encuentran en la actualidad en poder de la familia del reciente archivero de los caballeros templarios en Escocia, Robert Brydon.
Al parecer los Ancianos judíos habrían ocultado gran parte de sus tesoros bajo las caballerizas de Salomón, ya que fue éste el lugar en el que los templarios pasaron más tiempo excavando. Tras nueve años de trabajos en las caballerizas, los nueve caballeros templarios originales habían acumulado suficientes tesoros y documentos como para llenar cuatro arcones de gran tamaño.
Cuando su patrocinador, el rey Balduino II, cayó enfermo y murió repentinamente, los templarios se llevaron sus cuatro arcones a Europa, haciendo una breve parada en St. Omer, Flandes, para que el clérigo Lambert copiara y devolviera a continuación uno de los documentos originales. La copia del documento, denominada La Jerusalén Celeste , se encuentra archivada en la actualidad en la biblioteca de la Universidad de Gante (Bélgica).
Tras una ceremonia especial que tuvo lugar en el año 1128 con la presencia del papa Honorio III en el Concilio de Troyes, (acto que les convertía en una organización oficial a ojos de la Iglesia), dos de los caballeros, Hugo de Payens y André de Montbard, llevaron los cuatro arcones llenos de tesoros a Kilwinning, Escocia, sede de la Gran Logia “madre” de la masonería.
La capilla de Rosslyn y los cuatro grandes arcones
Los arcones permanecieron en Kilwinning muchos años antes de ser finalmente trasladados al Castillo de Sinclair situado en Roslin, cerca de Edimburgo. Los Sinclair eran una de las familias Rex Deus o “Estrella” cuyo destino quedó ligado para siempre a los templarios, según la leyenda, cuando su antepasada Catherine de Saint Clair se casó con Hugo de Payens, aproximadamente una década antes de que éste tomara los votos monacales en el año 1128. Es por este vínculo entre los Sinclair y los templarios que gran parte del tesoro de los caballeros del Temple, incluidas las prodigiosas riquezas que llegaron a Escocia tras escapar de Francia los templarios en el año 1307, acabaron en las arcas del clan de los Sinclair.
Los condes de Sinclair de Roslin pusieron a buen recaudo los cuatro arcones del tesoro templario en su castillo hasta que en él se declaró inesperadamente un incendio y se vieron obligados a retirarlos del edificio, que se estaba viniendo abajo. Pero este desastre al parecer tuvo su lado positivo, ya que según la leyenda poco después de arder el castillo se inició en serio la construcción de la Capilla de Rosslyn. Por lo tanto, la custodia de los cuatro arcones en lugar seguro podría haber sido el propósito original de la construcción de la Capilla de Rosslyn.
La reciente confirmación de la supervivencia de los cuatro arcones en Rosslyn ha llegado gracias a las exploraciones mediante georradar llevadas a cabo a lo largo de los últimos veinte años en la capilla, que revelan la presencia de una cámara en la cripta que contiene cuatro baúles de gran tamaño. La cámara se encuentra justo debajo de la piedra clave, en el interior del rincón más protegido energéticamente de la capilla.
Si la Capilla de Rosslyn fue construida como copia del Templo de Salomón o el posterior Templo de Herodes, como muchos creen, entonces esta sección de la capilla correspondería al inner sanctumo ‘Santo de los Santos.’ El investigador Christopher Knight sostiene que la Capilla de Rosslyn es una réplica del Templo de Herodes, y que ésta sería la razón por la que incluiría un muro exterior “inacabado”.
Knight afirma que este muro inacabado fue añadido intencionadamente para dotar a la Capilla de una apariencia similar a la de las ruinas del Templo de Herodes: es decir, el aspecto que tendría cuando los templarios excavaron en sus caballerizas. Si esto fuera cierto, la Capilla de Rosslyn habría sido construida para recrear el Templo de Herodes, a fin de que el tesoro judío de los caballeros templarios pudiera devolverse simbólicamente a una versión de su escondite original en Tierra Santa.
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