La capital catalana alberga uno de los rincones más preciados por su historia medieval
Un barrio de Barcelona es considerado de los más bonitos de toda Europa. Más allá de los lugares conocidos repletos de restaurantes y tiendas como puede ser el barrio Gòtic o La Rambla, existen escondites llenos de historia y encanto donde los turistas todavía no han husmeado.
Se trata del barrio del Born, distinguido por sus callejas medievales y su antiguo mercado. Este último, inaugurado en 1876, fue uno de los primeros de Barcelona en ser ejemplar de la arquitectura del hierro, una corriente dentro del modernismo. Permaneció en funcionamiento hasta la década de 1970 para ser espacio de exposiciones en la década siguiente. Sin embargo, posteriormente pasó a estar cerrado hasta comienzos del 2000, cuando se decidió utilizar su estructura como sede de la Biblioteca Provincial de Barcelona.
SANTA MARÍA DEL MAR
Otra de las construcciones que se podrán apreciar mientras de pasea por las angostas calles del barrio del Born es la basílica de Santa María del Mar, un templo erigido por y para el pueblo. El origen de este elegante templo se remonta a la época en que Barcelona era una colonia romana. Según indican las crónicas, a los pocos años de la llegada del cristianismo a la población, una comunidad de fieles se estableció en esta zona próxima al mar y formó una necrópolis en la que fue enterrada la mártir Santa Eulalia, que se convertiría posteriormente en la patrona de la capital catalana.
MUSEO PICASSO
Otro símbolo cultural del barrio, además de uno de los museos más visitados de Barcelona, es el museo Picasso, que alberga la mayor colección de objetos del artista en el mundo. Más de 3.500 piezas componen su colección, una de las más completas en lo que se refiere a la juventud de Picasso.
A pocos metros de esta galería se encuentra otro reciento lleno de obras icónicas de artistas de renombre internacional y estrellas emergentes: El Museo Moco. La colección consta de piezas únicas de arte callejero y arte moderno y contemporáneo que activan experiencias, despiertan la imaginación, desafían la norma, amplían las perspectivas y cuestionan el mundo que nos rodea.
El barrio de El Born ofrece un viaje al pasado por la historia de la capital catalana, remontándose a siglos atrás en un camino que termina en la Edad Media. Frente a las construcciones más nuevas que datan de finales del siglo XX, antiguos palacetes medievales albergan hoy en día museos o comercios cuando antes fueron las residencias de la pudiente casta nobiliaria.
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