Karen Paola Díaz Talavera
Los Sarcófagos de Karajía, o Carajía, son un conjunto de sarcófagos o ataúdes según la tradición funeraria de los chachapoyas en Perú, de hasta 2,50 m de alto con formas humanas.
Fueron encontrados en el barranco de Karajía en el distrito de Luya del Departamento de Amazonas en 1985 por el arqueólogo peruano Federico Kauffmann Doig gracias a las referencias proporcionadas por Carlos Torres Mas.
Los sarcófagos de Karajía son únicos en su género por su tamaño colosal, ya que llegan hasta los 2,50 metros de alto y por su cuidadosa elaboración.
El hecho de que estuvieran emplazados en lo alto de un barranco de difícil acceso, ha permitido que se conserven a respaldo de manos extrañas y de depredadores.
Gracias al apoyo prestado por miembros del Club Andino Peruano, a los arqueólogos les fue posible escalar 24,00 metros de pared rocosa vertical y acceder a la gruta donde están emplazados los sarcófagos, que se encontraba más de 200,00 metros del fondo de la quebrada. Karajía-1 está constituido por siete sarcófagos.
El tercero se derrumbó probablemente durante el sismo de 1928, desapareciendo en el abismo.
Como quiera que los sarcófagos están lateralmente unidos unos a otros, el que se desplomó abrió forados en los costados de los contiguos.
Este hecho permitió reconocer en detalle el contenido de estos sarcófagos y determinar el de los restantes, que de esta manera no tuvieron que ser violentados y permanecen intactos.
En el interior del sarcófago abierto se encontraba una momia, sentada sobre un pellejo y envuelta en telas mortuorias. Objetos de cerámica y ofrendas diversas acompañaban al difunto.
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