Canal Noches Inquietante : Amante Sihuanaba

 Hola a todos. En esta edición de "Noches Inquietantes", soy Kimberly desde Guatemala, y quiero compartir con ustedes una anécdota o historia, según lo vean, sobre mi difunto abuelo materno. Él vivía en Escuintla, un lugar costero de Guatemala conocido por su exuberante vegetación y calor intenso, y también por ser una comunidad tranquila donde todos se conocen. Después de separarse de mi abuela, mi abuelo crió solo a sus 8 hijos, evitando ponerles una madrastra.

Una tarde, salió a pasear por el campo, lugar donde los fines de semana solían hacerse campeonatos de fútbol y se ponían ventas de granizadas, tostadas, helados, entre otros. Esa vez, se quedó tomando más de lo habitual y no se percató de lo tarde que era; ya pasada la medianoche, emprendió el camino a casa a pie. Durante su caminata, vio una figura adelante: una mujer de pelo largo y vestido blanco, que ocultaba su rostro. Mi abuelo intentó hablarle, pero ella solo le hacía señas para que la siguiera. Sin darse cuenta del camino que tomaba, al acercarse y tratar de agarrarle la mano, descubrió horrorizado que la mujer tenía cara de caballo y se reía burlonamente.

Asustado, dio un paso atrás y al voltearse para huir, se encontró con un hombre de baja estatura y un gran sombrero, que le preguntó por qué seguía a su mujer. Mi abuelo se quedó paralizado, incapaz de moverse o hablar, como si una fuerza invisible lo inmovilizara. No sabía si era producto del alcohol o si realmente estaba viendo al Sombrerón, un personaje legendario de la mitología guatemalteca, y a su compañera, la Sihuanaba. Este hombre lo abrazó, lo tiró al suelo, y mi abuelo perdió el conocimiento.

Al despertar, se encontró solo en un potrero lejos de casa. Le llevó dos horas volver, y al llegar, se recostó con fiebre alta y las piernas hinchadas por espinas incrustadas. Pasó varios días enfermo. La gente que supo del suceso decía que el Sombrerón, amante de la Sihuanaba, se aparece a hombres sin pareja y ebrios para desorientarlos y hacerles enfrentar al Sombrerón, decidiendo quién será el nuevo amante de la Sihuanaba.

Por fortuna, mi abuelo sobrevivió, pero le quedó una historia y una lección que nunca olvidó.