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Llega la época más mágica (y fría) del año y este pueblito de Navarra es perfecto para sentirse protagonista de 'Un cuento de Navidad'.
Con la mirada puesta en las vacaciones de Navidad, viajamos hasta Navarra para descubrir uno de los pueblos más famosos del Valle de Salazar que conecta con la majestuosa Selva de Irati y que resulta perfecto para una escapada invernal.
El viajero que llega a Ochagavía, con una población en torno a 500 habitantes, descubre un precioso puente medieval sobre el río Anduña que da acceso a una localidad de cuento. Las pintorescas casas de la calle principal suponen el mejor punto de partida para recorrer una población que sabe lo que es resurgir de sus cenizas.
Ochagavía arrasada por los franceses
A finales del siglo XVIII los franceses invadían parte del territorio peninsular durante la llamada guerra de la Convención y arrasaron completamente con Ochagavía. No quedaron en pie casas ni bordas. Tampoco dejaron en pie edificios históricos como la ermita de San Martín, situada junto al puente que da entrada a la villa. Medio siglo después, Ochagavía había resurgido cual Ave Fénix de sus cenizas y ya estaba otra vez en pie.
La iglesia de San Juan Evangelista, que data del siglo XVI fue reconstruida y hoy alberga en su interior varios retablos renacentistas y barrocos que resultan imprescindibles para cualquier amante del arte sacro. Al igual que la ermita románica de Nuestra Señora de Muskilda, construida en el siglo XII y una de las pocas edificaciones que salió ilesa del asedio francés.
Fiestas en Ochagavía: llega el Olentzero
Cuenta la leyenda que la talla que hoy se puede admirar en su interior fue encontrada por un pastor cuando vio a un toro escarbando bajo un roble. Y desde entonces, cada 8 de septiembre, en las inmediaciones se celebra el conocido como baile de los danzantes de Muskilda.
Otra fiesta de importancia para Ochagavía es la que se celebra el 27 de diciembre en honor a San Juan Evangelista, copatrono de la villa. Y si justo en estas fechas estás disfrutando de este precioso pueblo, estás de suerte porque también se celebra la llegada del Olentzero.
Descubriendo Ochagavía
El explorador que llega a este pueblo de cuento de Navidad podrá pasear entre sus pintorescas casas señoriales, pero debe saber que, para ubicarse, no encontrará carteles con los nombres de las calles. Ochagavía cuenta con cuatro barrios y lo mejor es perderse por ellos y descubrir sus encantos sin rumbo fijo.
Cafeterías y bares en los que degustar la gastronomía navarra son un auténtico reclamo para el visitante; como también lo son las tiendas que ofrecen productos locales, como mermeladas artesanales, miel, sidra, vino autóctono o queso Roncal, que se elabora en el Pirineo navarro.
Conociendo los alrededores: la selva de Irati
Una vez recorrido Ochagavía, el viajero debería acercarse hasta la selva de Irati. Si nos dirigimos hasta el norte, nos topamos con el Centro de Acogida de las Casas de Irati, muy cerca de la ermita de Nuestra Señora de las Nieves, y punto de partida para descubrir a fondo una zona que nada tiene que envidiar a la Selva Negra alemana.
Cualquier amante del senderismo y de los paisajes naturales tiene en esta zona un auténtico paraíso. Y, si bien es cierto que en otoño es cuando la selva de Irati despliega una paleta de colores que deja al explorador con la boca abierta, los paisajes nevados son también un importante atractivo.
Hay diversos senderos, como el Paseo de los Sentidos, la Cascada del Cubo o el Bosque de Zabaleta. Un sinfín de rutas de diferente dificultad para que cualquier viajero pueda descubrir la belleza de la selva de Irati. Y, después de una larga jornada de paseo, nada mejor que volver a Ochagavía para entrar en calor y reponer fuerzas.
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