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Ir de Barcelona a la nieve es una opción sostenible gracias a una línea de ferrocarril centenaria
Ahora que el Meteocat anuncia que llega la nieve al Pirineo, es el momento de hablar de las pistas de esquí y cómo llegar. Poca gente sabe que es posible llegar hasta allí sin necesidad de coger el coche. Uno puede arrancar desde L’Hospitalet, Barcelona, Parets del Vallès o Vic y acabar en una pista verde, roja, azul o negra (cada uno sabe cómo está su técnica)
La línea R3 de Cercanías de Barcelona se erige como la puerta de entrada desde la metrópoli a la majestuosidad de los Pirineos catalanes. Este trayecto, que comienza en L'Hospitalet de Llobregat, teje un recorrido norte-sur, sirviendo a Barcelona y extendiéndose hasta el corazón de la cadena montañosa.
Origen
Sin duda, una joya ferroviaria que combina la funcionalidad del transporte diario con la posibilidad de un emocionante viaje hacia la nieve y la aventura. Y es que, si uno quiere, puede comprar el billete combinado que incluye el forfait.
La estación de La Molina, situada a 1420 metros de altitud, se erige como un testimonio centenario de la evolución ferroviaria de Cataluña y de la región. Inaugurada el 4 de octubre de 1922, como una conexión vital entre Barcelona y Latour de Carol-Enveitg ya forma parte del Ferrocarril Transpirenaico.
La estación y la guerra
Detenerse un poco en su historia es necesario para ver cómo ha evolucionado el territorio. En sus primeros días, la línea fue operada con tracción vapor y locomotoras de la compañía Norte, hasta que en 1929, se electrificó a 1.500 voltios con las máquinas eléctricas de la serie 1000. Este cambio marcó el comienzo de una nueva era y eficiencia en el transporte ferroviario.
A pesar de que la estación se encontró en la zona republicana durante la Guerra Civil, la llegada de las tropas sublevadas en 1939, fue el símbolo de una derrota. En 1941, tras la nacionalización del ferrocarril, la estación pasó a manos de Renfe.
Edificio con más de medio siglo
Un incendio a finales de los años 40 acabó con la estación original. La actual data de 1953 y recuerda a un chalet suizo, muy acorde con alguna de la clientela del lugar.
En cualquier caso, por su encanto histórico y su papel esencial en la red ferroviaria, es un destino que combina la nostalgia del pasado con la eficiencia del presente, continuando su legado como una parada icónica en el Ferrocarril Transpirenaico.
Ideal para amantes del esquí concienciados
En la actualidad, esta línea es la preferida de muchos esquiadores más concienciados. Permite llegar a las pistas sin necesidad de vehículo propio y con emisiones casi cero. Sólo el autobús que conecta con la pista de La Molina si se compra el combinado con el forfait.
Pero más allá de esto, la línea no solo es un medio de transporte que da accesos a La Molina, sino también un portal que conecta con otros ferrocarriles y destinos emblemáticos. En Ribes de Freser, se entrelaza con el Cremallera de Núria, una oportunidad para los amantes de las alturas y la belleza alpina. Mientras tanto, en la estación internacional de La Tor de Querol, la R3 se fusiona con la red ferroviaria francesa (SNCF), ofreciendo conexiones a Toulouse y al pintoresco Tren Groc de la Cerdanya, un viaje turístico que serpentea por parajes de ensueño.
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