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Girona cuenta con una de las empresas más excepcionales del sector gastronómico y presenta novedades para 2024
En el mundo de los gurús de la empresa, hay una consigna que se repite: la especialización es el secreto del éxito. Una frase que viene acompañada de encontrar el target adecuado. Todo queda muy bonito, pero luego la realidad se impone y la tradición vence.
Prueba de ello es Can Castelló, un negocio familiar de Girona con 125 años de historia y que se ha erigido en varias ocasiones con el título del mejor chucho del mundo. ¿Una churrería? No, es algo más concreto.
Empresa histórica
Julià Castelló y Pilar Camps están al frente de un obrador abierto por primera vez en el siglo XIX y que todavía hoy se mantiene en pie. ¿Su secreto? Los chuchos. La receta de esta familia es como la de la Coca-Cola tan secreta como modelo de éxito.
La base de todo no es la visión económica de un gurú, sino apostar por aquello que saben hacer. Y saben hacerlo muy bien. Más de un siglo los avalan a ellos y a todos sus antepasados.
Producto de proximidad
La fórmula está clara. En primer lugar, ser fiel a la tradición. En segundo, apostar por el producto estrella. El tercero, asegurar los mejores ingredientes, que en su caso son aquellos que tienen a tiro de piedra.
El producto de proximidad está en la base del mejor chucho. La harina y las manzanas salen de Girona, los huevos, del Pla de l'Estany y la leche fresca del Baix Empordà. Con esta base, poco puede salir mal.
Receta centenaria
Pero no seamos injustos. Más allá de unos ingredientes extraordinarios, la receta familiar está detrás de su éxito. Un triunfo que les ha llevado a ser reconocidos internacionalmente y que, ahora, 125 años después les ha llevado a tener su propio obrador. Un establecimiento dedicado única y exclusivamente al chucho.
La inversión no es menor, pero su fama les precede y deben abastecer a todos sus clientes. Recientemente, se tuvieron que mudar fuera de la capital y ubicarse en un local de 500 metros cuadrados del Polígono Industrial La Farga de Banyoles. De esta manera, la empresa no sólo mejora su producción y distribución, sino también las condiciones y el espacio de trabajo. Una nave que, pasadas las fiestas, espera la incorporación de más empleados.
Nueva apertura
Y es que pesar de la amenaza continua de crisis que se cierne sobre nuestras cabezas, a Can Castelló le funciona el negocio. Una prueba más va a ser este siguiente paso que hace años que querían dar: abrir su propia tienda en la que comercializar su producto de forma directa, en contacto con el cliente.
El nuevo local, cuya apertura se prevé para febrero de 2024, estará situado en el casco antiguo de Girona. El mítico Barri Vell podrá colgarse la medalla de acoger a los mejores chucheros del mundo. Por su parte, el cliente podrá degustarlo.
Los chuchos estrella
La especialidad de la casa es el chucho tradicional, el de cabello de ángel. Para su reciente apertura hablan ya de la creación del chucho de quinta gama, una manera de referirse a un alimento que se consume de forma inmediata. Pero si hay una joya que los hace especiales es el chucho de ratafía, un licor típicamente catalán que se fusiona a las mil maravillas con este bollo tradicional. Catalanidad 100%.
Por el momento, toca esperar o degustar de los chuchos que salen de su nueva nave de Banyoles y que se distribuyen por todo el territorio. Y si no saben cómo dar con él, no se preocupen. En febrero el mejor chucho del mundo sale a la calle a por la venta directa.
¡Ah! Y para quienes no sean de los chuchos, no teman. Can Castelló promete más variedad. Incluso helados.
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