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La Biblioteca Joanina, ubicada en la Universidad de Coímbra en Portugal, es uno de los tesoros más fascinantes y enigmáticos del país. Construida en el siglo XVIII bajo el patrocinio del rey Juan V, este imponente edificio es un ejemplo perfecto del esplendor barroco. Sin embargo, no es solo su arquitectura lo que la hace destacar. La Biblioteca Joanina es conocida por tener unos residentes muy peculiares: murciélagos.
Estos pequeños guardianes alados han habitado la biblioteca desde tiempos inmemoriales, desempeñando un papel crucial en la preservación de los valiosos libros que allí se encuentran. Los murciélagos, lejos de ser una plaga, son considerados los protectores naturales del lugar. Durante la noche, salen de sus escondites para cazar insectos, especialmente polillas, que podrían dañar los delicados manuscritos y volúmenes antiguos.
El ambiente misterioso y casi gótico de la biblioteca se ve acentuado por la presencia de estos animales nocturnos. Sus vuelos silenciosos y etéreos añaden un aire de intriga y misterio que ha cautivado a visitantes y estudiosos por igual. Pero, ¿cómo se llegó a esta convivencia tan inusual entre libros y murciélagos?
La historia se remonta a los primeros días de la biblioteca. Consciente de los riesgos que los insectos representaban para los libros, se permitió a los murciélagos residir en el edificio, reconociendo su utilidad como controladores biológicos. Cada noche, el mobiliario de la biblioteca, incluyendo las preciosas mesas de madera, se cubre con mantas de cuero para protegerlo de los excrementos de los murciélagos. Cada mañana, el personal limpia meticulosamente el lugar, asegurando que la biblioteca mantenga su magnificencia y pulcritud.
La Biblioteca Joanina no solo alberga a estos singulares guardianes, sino que también es un depósito de conocimiento inestimable. Entre sus paredes, se conservan alrededor de 70,000 volúmenes que abarcan desde obras literarias clásicas hasta tratados científicos de gran valor. Los estantes, hechos de maderas exóticas como el ébano y el palo santo, están adornados con detalles dorados, reflejando el lujo y la opulencia del barroco portugués.
Los visitantes de la Biblioteca Joanina se encuentran con un espacio que parece sacado de un cuento fantástico. La combinación de la arquitectura majestuosa, el silencio solemne roto solo por el ocasional aleteo de los murciélagos y la vasta colección de libros, crea una atmósfera que transporta a otra época. Este ambiente ha inspirado numerosas leyendas y relatos que contribuyen a la mística del lugar.
La Biblioteca Joanina es, sin duda, un testimonio vivo de cómo la naturaleza y el patrimonio cultural pueden coexistir de manera armoniosa. La presencia de los murciélagos, lejos de ser un inconveniente, es una parte esencial de su encanto y un recordatorio de las ingeniosas soluciones que se han utilizado a lo largo de la historia para proteger nuestro legado cultural.
Así, la Biblioteca Joanina no solo es un refugio de conocimiento y belleza arquitectónica, sino también un ejemplo fascinante de coexistencia entre lo natural y lo humano, un lugar donde cada elemento, por extraño que parezca, tiene su propósito y contribuye a la preservación de un tesoro invaluable.
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