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Viajamos hasta Las Hurdes para descubrir un pueblo que ha sido habitado por romanos, visigodos, musulmanes y cristianos a lo largo de su historia.
A 350 kilómetros de Madrid, 161 de Salamanca y 160 de Cáceres llegamos a Casares de las Hurdes, un municipio con menos de un millar de habitantes distribuidos en 6 núcleos de población, también denominados alquerías. Y hoy visitamos el enclave homónimo, que constituye la Cabecera del municipio y nos ofrece verdaderos tesoros arqueológicos, así como una interesante historia. Además, en Casares de Las Hurdes vas a poder disfrutar de un atardecer único que está a la altura de los mejores del mundo gracias a su mirador de las estrellas.
Bañado por el río Hurdano y entre las sierras de la Corredera y el Collao de la Hondonera, Casares de las Hurdes ya fue un asentamiento importante en la época prehistórica. Precisamente de entonces datan los petroglifos de la Sepultura de la Mora en La Huetre y la Mano de Niño, en Casarrubia.
Casares de Las Hurdes en el cine y la literatura
Los amantes del Séptimo Arte seguramente habrán visto el documental ‘Las Hurdes, tierra sin pan’, que filmó el cineasta Luis Buñuel en 1933 y que supone una obra de referencia en el cine documental. En la literatura, el municipio aparece también en ‘Andanzas y visiones españolas’, un recopilatorio de artículos periodísticos publicados por Miguel de Unamuno. Y en 1922, Alfonso XIII viajó hasta allí junto a Gregorio Marañón que transcribió su visita. El libro ‘Viaje a Las Hurdes’ detalla las andanzas del monarca acompañadas con imágenes inéditas de su visita a la zona.
Antes de empezar a conocer este rincón escondido en Las Hurdes también hay que mencionar su literatura popular. ¿Un ejemplo? La Alborá de la novia, que se le canta a la futura esposa la noche antes de la boda por las calles del pueblo junto a un tamborilero o los Romances Populares, que narran algunos acontecimientos acaecidos en el municipio y que, a día de hoy, se siguen cantando en las fiestas demostrando que Las Hurdes sigue fiel a sus tradiciones.
Recorriendo Casares de Las Hurdes
Ponemos un pie en Casares y llaman nuestra atención sus casas típicas, construcciones de piedra y barro y tejados de pizarra. Estas construcciones parecen surgir de la tierra y, por tanto, quedan totalmente integradas en el paisaje. Y es que antaño se cavaba en la roca para aprovecharla como pared (como en este pueblo Disney de Granada); además no se utilizaba argamasa y se levantaban las casas piedra sobre piedra.
Otro detalle que dejará atónito al explorador es su sistema de regadíos a través de un sistema de pozos comunales cuya agua se lleva por los distintos caños hasta los huertos de cada vecino. Sus orígenes, aun sin estar claros, sugieren que este sistema de terrazas y regadíos se instaló en Las Hurdes en la época de dominación musulmana.
Si hay una imagen que representa a Casares de las Hurdes es la de su campanario, ya que no se encuentra anexo a la iglesia del Santísimo Sacramento, construida a comienzos del S. XVIII. (Un inciso: si necesitas consejos de experto para tomar las mejores fotografías puedes leer algunos aquí). Cuentan los vecinos que esta disposición responde a que el campanario pertenece al pueblo, mientras que la Iglesia pertenece al Obispado. Y, ojo, ya que según los lugareños una de las campanas (a la que hoy le falta el badajo) sonaba tan fuerte que podía oírse su repique en un radio de 7 kilómetros.
También hay que pasear por el Balcón de las Hurdes, localizado en la plaza Lindón, puesto que nos ofrece una perspectiva única de la comarca, mientras que, en el barrio del Arroyo, los viajeros descubrirán la maestría de los casareños a la hora de construir sus viviendas. También hay que conocer la Casa de la Cultura, una construcción moderna que respeta la arquitectura popular o la presa Majá Robledo, a la que se puede llegar gracias a una interesante ruta senderista.
Y no podemos irnos de Casares, el secreto mejor guardado de Las Hurdes sin prestar atención a su flora y fauna. En las inmediaciones se pueden contemplar jabalís, zorros, ciervos, perdices, conejos, corzos e, incluso, águilas reales. Y, con respecto a su flora, nos topamos con roble, pino resinero, enebro, tejo, encina, brezo rojo, chopos, acebo, sauce o madroño.
Además, hay que tener en cuenta que el término municipal de Casares de las Hurdes está incluido en la Red Natura 2000, encontrándose en su totalidad dentro de los límites de la Zona de Especial Protección para las aves, conocida como ZEPA HURDES. (Aquí te dejamos 5 observatorios para los amantes de las aves migratorias, por si te llama la atención este tema).
En definitiva, si antes de que acabe el año quieres hacer una escapadita y estás buscando destino, Las Hurdes puede ser una opción ideal. Eso sí, hay que prepararse si vas después de octubre, ya que el clima es frío y puede haber bastantes precipitaciones que empañen un poquito la visita.
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