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Perú es un territorio de contrastes, desde las grandes y modernas ciudades hasta restos de históricas civilizaciones antiguas, pasando por grandes y frondosos bosques. Aunque la principal ciudad del país es Lima, hay una segunda también muy visitada, que es una auténtica maravilla con edificios blancos y templos religiosos.
Hablamos de Arequipa, un lugar donde más de un millón de arequipeños viven felices entre imponentes volcanes, algunos de ellos en activo. Ubicada al sur de Nazca y Machu Picchu, esta zona de Perú destaca por el paisaje natural que la rodea, uno de los cañones más profundos del planeta, desiertos alpinos y voluminosos bosques.
Una ciudad vigilada por un gran volcán
El origen de esta ciudad se remonta a miles de años atrás cuando la nombraron como 'ari quipa', que según la lengua aimara significa 'que está detrás de la cima'. A escasos metros de la urbe se encuentra el volcán Misti de casi seis mil metros de altura y que en varias ocasiones destruyó Arequipa obligando a reconstruirla una y otra vez.
Pero la acción volcánica nunca ha impedido a esta ciudad peruana seguir adelante y siempre han levantado cada edificio ladrillo a ladrillo. De hecho, su belleza se ha mantenido intacta y por ello su centro histórico fue declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. Recorrer sus calles permite al viajero conocer históricos monumentos y grandes plazas con encanto.
Entre las muchas cosas que visitar en Arequipa, una de ellas es la plaza de Armas, un lugar decorado con grandes portones en tres de sus laterales y la imponente catedral del siglo XIX, que muchos consideran el corazón de la ciudad y uno de los elementos más importantes.
Si hay algo que abunda en esta población son las iglesias y los templos religiosos. Partiendo desde una de las calles de la plaza de Armas encontraremos la iglesia de la Compañía de Jesús, un edificio del siglo XVII que se basa en una de las construcciones de Roma. Muy cerca de allí se alzan los antiguos Claustros de la Compañía, un espectacular destino de retiro que permanece intacto pese a las numerosas erupciones volcánicas y terremotos.
Otras iglesias preciosas que visitar son la de Santo Domingo, La Merced o San Francisco, pero en Arequipa se encuentra un monumento religioso único en el mundo y que bien merece ser conocido. Se trata del monasterio de Santa Catalina, considerado el edificio de culto de mayor relevancia de Perú. Con cerca de 20 mil metros cuadrados, su origen se remonta al año 1580.
Este fue en su momento un convento de clausura rodeado de grandes muros, y durante cientos de años religiosos y feligreses habitaron en sus edificios. Una reforma de la comunidad religiosa del siglo XIX terminó con su actividad y a día de hoy es posible recorrer sus pasillos laberínticos y descubrir todos sus encantos.
Además, dejando atrás los grandes edificios de Arequipa, es posible pasear por su entorno natural habitado por llamas y alpacas que descansan a sus anchas por el terreno. Los más aventureros pueden disfrutar de actividades como trekking, rafting o ciclismo en el Cañón de Colca, uno de los destinos turísticos más famosos de Perú.
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