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Visitar diferentes mercados de Navidad de Alemania y Países Bajos es posible sin necesidad de hacer y deshacer la maleta continuamente.
Delicias navideñas del Rin podría ser el nombre de un dulce típico de los Países Bajos o Alemania. Debería llevar especias o ingredientes que asociamos a estas fechas: canela, jengibre, clavo… O quizá podría ser ese vino caliente que sube la temperatura en los mercadillos navideños de Duisburgo, Ámsterdam o Düsseldorf.
Crucero fluvial de lujo: Riverside Debussy
Nada de eso, puesto que se trata del itinerario que el crucero fluvial Riverside Debussy, el nuevo barco de Riverside Luxury Cruises, realiza por el río Rin y nos permite disfrutar de los mejores mercadillos navideños de Alemania y Países Bajos sin necesidad de estar haciendo y deshaciendo la maleta en cada puerto.
Llegamos a Ámsterdam, donde arranca nuestra aventura, y subimos al Riverside Debussy. Ya la cálida bienvenida a bordo es un pequeño aperitivo de lo que nos vamos a encontrar: un servicio personalizado de primera clase, suites lujosas y una gastronomía que nada tiene que envidiar a cualquier restaurante con Estrella Michelín.
El recorrido a bordo de este crucero fluvial nos va a permitir descubrir ciudades icónicas como Ámsterdam y Nimega, o los mercadillos navideños de Duisburgo y Düsseldorf.
Una vez instalados en las suites, y tras descubrir la oferta gastronómica a bordo, es momento de lanzarnos a las calles para vivir la navidad en la Venecia del Norte. Paseamos por la plaza Dam, compramos bulbos de tulipán en el mercado de las flores y algún que otro souvenir navideño en Kalverstraat, la calle comercial por antonomasia.
Navegación y mercadillos navideños
Tras una noche navegando por el río Rin con las cortinas abiertas de par en par para disfrutar de las luces que vemos en la orilla del río, la segunda de las paradas nos lleva a Nimega, la ciudad más antigua de los Países Bajos. Desde allí nos trasladamos en autobús a la cercana población de Arnhem.
Los amantes de la historia descubrirán un patrimonio que destaca por sus monumentos y su importancia durante la Segunda Guerra Mundial. La subida al mirador de la iglesia de san Eusebio resulta imprescindible para todos aquellos que no sufran de vértigo, mientras que la panorámica del río con el puente de John Frost, hará las delicias de los amantes del cine, que ya lo habrán visto en la película 'Un puente lejano'. Este filme trata de la Operación Market Garden, una fallida operación militar de las Fuerzas Aliadas durante la Segunda Guerra Mundial que tuvo lugar en septiembre de 1944.
De vuelta a Nimega es momento de pasear por su centro histórico. Hace frío y cae una fina lluvia, pero nada impide que nos lancemos a descubrir la calle comercial más antigua de los Países Bajos. Todo está iluminado como en un cuento de Navidad y las tiendas de decoración son el mejor reclamo para combatir las bajas temperaturas.
Paseando por las calles empedradas de Nimega (o Nijmegen en neerlandés) llegamos hasta el Valkhof Park, con las ruinas del palacio de Carlomagno, o la Iglesia de San Esteban. Nos quedó en el tintero poder entrar en De Waagh, una casa construida en 1612 en estilo renacentista holandés que en su interior alberga un conjunto de balanzas históricas.
Un servicio de lujo a bordo
A bordo del Riverside Debussy el tiempo se detiene. El esmerado servicio hace que nos sintamos como en casa (en realidad, mucho mejor). Y es que todas las suites (55 divididas en varias categorías) cuentan con camas king-size, ropa de cama de primera calidad, productos de baño de lujo y un mayordomo disponible las 24 horas.
Para hacer hambre vamos a darnos un baño en la piscina, acristalada y con vistas a la popa del barco. Si queremos una copa de champán, solo hay que descolgar el teléfono de la zona de la piscina, y tras un cortísimo espacio de tiempo, nuestros deseos se verán materializados.
Uno de los puntos más destacados a bordo del Riverside Debussy es su oferta gastronómica: desde el buffet del desayuno (un manjar los huevos benedictinos) hasta la cena a la carta en su restaurante Waterside, el chef utiliza ingredientes frescos y locales para crear platos exquisitos que cambian cada día. Y es que el menú se va adaptando a las diferentes regiones y países por los que navega.
Dejamos atrás Países Bajos y entramos en Alemania, en la zona más industrializada del país. Si por algo destaca Duisburgo, es por un paisaje que combina la historia industrial con la cultura moderna.
Alemania y Países Bajos navegando por el Rin
Hoy en día, Duisburgo alberga el puerto interior más grande del mundo, estratégicamente ubicado en la confluencia de los ríos Rin y Ruhr. Entramos al Ayuntamiento para disfrutar de su paternóster, que sigue en funcionamiento. Este ascensor consiste en una cadena de compartimentos abiertos que, sin detenerse, se mueve lentamente en un ciclo hacia arriba y hacia abajo dentro del Rathaus.
En el centro histórico llega el momento de disfrutar de su mercado de Navidad. Allí los puestos de madera parecen un escenario de película Disney y ofrecen desde glühwein (vino caliente), hasta decoraciones hechas a mano para el árbol de navidad o el belén. También hay que probar sus delicias locales, desde las famosas reibekuchen (tortitas de patata) hasta las bratwursts con especias al gusto o los pretzels.
Esta experiencia de lujo va llegando a su fin (por mucho que nos pese), pero antes de atracar en Düsseldorf, seguimos aprovechando cada minuto en el barco. Hay tiempo para una experiencia de degustación de vinos y quesos que corre a cargo de la sumiller del barco (Cristina, una mujer canaria que nos ha deleitado con unas propuestas exquisitas) y algún que otro aperitivo en el bistró.
Düsseldorf es una de las mejores ciudades de Alemania para descubrir los mercadillos de Navidad, puesto que cuenta con varios mercados temáticos distribuidos por el centro histórico y conectados entre sí.
El de Marktplatz, ubicado frente al ayuntamiento, ofrece artesanía, decoración y delicias locales en casetas bellamente decoradas. El de Flinger Straße nos traslada a la Edad Media sin necesidad de hacer un viaje en el tiempo, mientras que en Schadowplatz, se puede patinar sobre hielo.
Llega el momento de dejar el Riverside Debussy, un crucero que no solo nos permite disfrutar de lo que es el verdadero lujo a bordo, sino que, además, nos ha llevado por dos países europeos en los que vivir experiencias inigualables descubriendo algunos de los mejores mercados navideños de todo el Viejo Continente.
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