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Disfruta del invierno más puro en este pueblo de interior de Castellón que te dejará con la boca abierta.
Escoger el destino para una escapada depende de diversos factores que van desde la distancia, el clima, el número de días o con quién vayamos. Si en verano solemos buscar una zona de playa, en invierno hacemos lo propio para encontrar un pueblo en el que el espíritu invernal protagonice la estampa. La primera imagen que se nos viene a la cabeza a la hora de pensar en esta estación del año es un precioso pueblo de piedra cubierto de nieve, con un castillo en lo alto de una colina y unas calles empinadas que funcionen como rampa para los trineos, como si de una película se tratara.
Al contrario de lo que se pueda creer, pues se trata de un destino generalmente indicado para el verano, Castellón alberga un pueblo de estas características, perfecto para visitar en enero y disfrutar de su estampa invernal como en ningún otro rincón de España. Esta región de la Comunitat Valenciana también cuenta con preciosos pueblos de interiormás allá de playas perfectas para veranear. Considerado uno de los pueblos más bonitos de España, Morella se erige imponente con una gran historia y un precioso conjunto arquitectónico que enamorará a cualquier persona que se lance a conocerlo.
Lo más identificativo del pueblo castellonés
Ubicado en la comarca de Els Ports, Morella conserva dos kilómetros intactos de muralla, además de ermitas, 16 torres, masías, puentes, acueductos y casas señoriales que se conservan a la perfección a lo largo y ancho de la localidad. El pueblo se va conformando alrededor de una colina y en ascenso hacia el castillo, que se encuentra en lo más alto y es una de sus principales señas de identidad. Se encuentra a más de mil metros de altura y ha sido escenario de numerosas batallas en las que ha participado el Cid Campeador, así como de la Guerra de Sucesión o Carlistas.
Se conoce a este lugar como la Civita di Bagnoregio española, un pueblo que, como Morella, se eleva sobre una montaña en la región de Lacio italiana. Del mismo modo que la castellonense, cuenta con estrechas calles medievales que albergan antiguas casas de piedra que aumentan su encanto. Conducen a la Pla d'Estudi, una plaza en la que se colocan mercadillos y que cuenta con un ambiente muy agradable para comenzar a explorar. Cerca se ubican el Ayuntamiento y la calle Blasco de Alagón, repleta de soportales medievales bajo los que se extienden locales de artesanía y productos típicos como la manta morellana.
Otros lugares imprescindibles en la zona
Más allá de su Castillo y sus calles empedradas dignas de la Edad Media, Morella cuenta con otros impresionantes atractivos, como la Basílica Arciprestal de Santa María la Mayor, una joya del gótico religioso. Las espectaculares puestas de los Apóstoles y las Vírgenes dan paso a un interior donde se conserva un órgano de la Escuela Aragonesa de 1789 con tres mil tubos que se toca cada mes de agosto durante el Festival Internacional de Música de Órgano. En la misma línea religiosa está el Convento de San Francisco, fundado en 1272 y activo hasta el siglo XIX.
En la misma muralla está el Portal de la Nevera, que recibe este nombre porque hacía de puerta de entrada para las neveras que almacenaban nieve durante el invierno y cuenta con un museo que habla de la historia del pueblo. Y para el abastecimiento del agua se utilizaban los arcos de Santa Lucía y La Pedrera del año 1338, que forman un acueducto que conecta con el manantial de Vinatxos. Además, como curiosidad, el actual ayuntamiento -construido en el siglo XIV- se erige sobre la antigua prisión y la corte de justicia que, gracias a su reciente rehabilitación, puede visitarse.
Junto a la iglesia de San Miguel está el museo Tiempo de Dinosaurios, con una colección de fósiles del Cretácico de la especie más encontrada y estudiada en la zona, el Iguanodon. "Un viaje al centro de la tierra, donde grandes y pequeños recorren el apasionante mundo de la geología y la paleontología", comentan desde el Ayuntamiento. Otro tesoro arqueológico es Morella la Vella que, si bien se encuentra a seis kilómetros del pueblo, merece la pena visitar. Allí podremos ver pinturas prehistóricas en cuevas como la del Barranquet, la Galería Alta de la Masía o la Coveta de la Cornisa.
Viajar a Morella es indispensable, y enero es la época perfecta para disfrutar de todos sus atractivos y, si tenemos suerte, verlos bajo una capa de nieve que convertirá la estampa en un paisaje mucho más especial.
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