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Entre calles arboladas, distinguidas casas georgianas reflejan la perfecta mezcla entre el encanto clásico de la ciudad y su cara más cosmopolita a través de curiosos rincones y establecimientos de moda.
Enclavado al norte de la concurrida Oxford Street, entre las verdes extensiones de Hyde Park y Regent´s Park, Marylebone es un barrio al más puro estilo “village” que aún pocos turistas han descubierto. Recorrer sus calles es adentrarse en el alma más pausada de Londres, ya sea visitando sus museos, degustando la cocina en sus restaurantes, siguiendo los pasos de Sherlock Holmes o paseando por calles flanqueadas por casas de estilo georgiano, las cuales han sido hogar de escritores, como Dickens, y de músicos entre los que se destacan John Lennon, Paul McCartney o Madonna. Además, en Marylebone aguardan boutiques exclusivas, restaurantes de alta cocina y rincones llenos de curiosidades.
Fue la iglesia anglicana de St. Mary at the Bourne la encargada de bautizar este elegante barrio que, durante los siglos XVIII y XIX, se convirtió en una exclusiva zona residencial para la alta sociedad y aristocracia londinense. En la actualidad sigue manteniendo esa atmósfera refinada, aunque con toques más cosmopolitas.
Un paseo por Marylebone
Marylebone está inevitable vinculado a la figura del detective más famoso del mundo: Sherlock Holmes. Paseando por sus calles podremos acercarnos al universo de Arthur Conan Doyle y descubrir sus misterios. En el número 221B de Baker Street se encuentra el Museo de Sherlock Holmes, el cual recrea el estudio del detective, donde no faltan elementos míticos como su pipa, la lupa y el sillón en el que se sentaba para resolver los casos.
Muy cerca se erige su estatua y establecimientos temáticos dedicados al personaje. Es el caso de Holmes Hotel, ubicado también en Baker Street, un hotel boutique que atrae a los amantes del detective, pero también a quienes buscan cócteles originales, como los que ofrece su bar. A un paso, los fanáticos de los Beatles podrán hacerse con vinilos, pósters y objetos de colección en London Beatles Store.
Otras calles emblemáticas son Marylebone High Street y Chiltern Street, donde se reparten tiendas independientes de todo tipo, coquetas cafeterías y librerías históricas. Es el caso de Daunt Books, en cuyas estanterías de madera, dispuestas bajo una claraboya de cristal, es posible encontrar libros de viajes, pero también novelas, un rincón imprescindible para quienes aman pasar horas y horas entre libros.
Y de los libros al arte de The Wallace Collection, una galería en una mansión histórica que exhibe también muebles, cerámicas y armaduras de los siglos XV al XIX. Una visita gratuita en Manchester Square que, sin duda, merece mucho la pena. Otro museo imprescindible es Madame Tussauds, con figuras de cera de personajes de distinta índole.
Cada domingo, de 10:00 a 14:00 horas, es recomendable acercarse a Marylebone Farm Market, un mercado al que acude la gente del barrio para hacerse con productos frescos.
La frontera norte del barrio la marca el parque Regent´s, uno de los más bonitos de Londres en el que pasear por jardines de rosas, bordear su lago y continuar hasta Primrose Hill, una colina desde donde contemplar el skyline de Londres, especialmente bello al amanecer.
Comer en Marylebone
Marylebone también se distingue por ser un paraíso para foodies, gracias a sus sofisticados restaurantes de alta gastronomía, locales económicos donde probar la cocina del mundo o cafeterías con encanto. Entre los más destacados está Chiltern Firehouse, especialmente famoso por sus brunch de domingos.
Quienes buscan gastronomía japonesa, no deben perderse el sashimi de primera calidad y los rolls creativos de Taka Marylebone. Si lo que buscas es algo más informal, La Fromagerie (Moxon St.) es una parada obligatoria. Esta quesería es famosa por su selección de productos artesanales y su atmósfera acogedora.
Para terminar el día, nada como hacerlo tomando un café en Fischer´s, un restaurante austriaco que recrea el ambiente de Viena a principios del siglo XX.
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