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Japón está dividido en diferentes regiones, todas ellas maravillosas, con un sinfín de destinos por descubrir. Aunque la gente suele visitar las más famosas, existe una en el norte del país a la cual merece la pena viajar. Se trata de la región de Tohoku, dividida en diferentes prefecturas y con algunos de los paisajes más impresionantes del territorio nipón.
Una de ellas es Fukushima, desgraciadamente conocida por el accidente nuclear de 2011. Esta cuenta con enclaves muy interesantes como el castillo de Tsuruga y Aizuwakamatsu, la población de Ouchijuku o la ciudad de Iwaki. Todos ellos llaman la atención de todo el que los descubre, pero también existe un lugar llamado Cueva de Abukuma que te dejará sin palabras.
Historia de la cueva de Abukuma
El descubrimiento de esta cueva es relativamente reciente. A pesar de que este conjunto de pasadizos comenzó a formarse hace ochenta millones de años, su existencia no salió a la luz hasta 1969 aproximadamente. Encontrar esta creación natural fue complicado, ya que no se puede saber que está ahí ni desde fuera, solamente cuando llegas a un pequeño punto de entrada oculto en la roca.
Ubicada en la ciudad de Tamura, en Fukushima, se encuentra esta impresionante cueva compuesta por pasadizos y oquedades cuyo descubrimiento marcó un antes y un después en la historia de la prefectura. La complejidad que suponía crear mapas del interior y realizar las mediciones implicó a cientos de expertos y se consideró la primera exploración y estudio de la historia de la urbe.
Cuenta la historia japonesa que en el pasado una familia gobernante de la zona huyó de la masacre de un general y se escondió en el 'Pozo del Abismo' de Onikana. Años después se supo que esta oquedad no era más que un agujero de pequeño tamaño, pero que estaba directamente conectado con Abukuma a unos 50 metros de distancia.
El interior de Abukuma
La cueva de Abukuma está constituida por piedra caliza y en su interior es posible encontrar formaciones rocosas únicas surgidas debido a la erosión de las aguas subterráneas. Las estalactitas y estalagmitas decoran el espacio creando imágenes únicas en el mundo. Otros elementos naturales habitan en Abukama como los reticulados o las pequeñas láminas de calcita que crecen y se retuercen en forma de panal.
Sus más de 3 km de longitud cuentan con formaciones impresionantes conocidas como el Árbol de Navidad, la Escarcha Plateada, los lagos de agua cristalina o la catedral de Takine Goten, un espacio en el que en algunas ocasiones se han realizado actuaciones musicales gracias a su espectacular acústica. Un total de 600 metros están abiertos al público para ser visitados y debe ser un imprescindible en tu viaje a Japón.
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