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La urbe de Barcelona es una de las más turísticas de toda España, y es que en la 'Ciudad Condal' se pueden visitar innumerables maravillas como la Sagrada Familia, el Park Güell o Las Ramblas. Pero a poca distancia de la capital de Cataluña hay impresionantes lugares que son perfectos para escapar durante unas horas o unos días del constante trasiego que hay en el centro urbano de la metrópoli. Una gran prueba de ello es el precioso Vall de Núria, ubicado en plenos Pirineos.
Es cierto que cerca de los monumentos más célebres de Barcelona hay multitud de enclaves perfectos para los amantes de la playa, pero lejos del Mediterráneo, en las montañas pirenaicas, hay destinos idóneos para quienes prefieren alejarse de la costa. Un ejemplo es este valle, que no solo es uno de los lugares más increíbles del norte de la Península Ibérica, sino que también es uno de los puntos más fríos de toda Cataluña. Por ello, si se quiere descubrir, se debe ir bastante abrigado.
El Valle de Núria, un lugar frío y sublime en los Pirineos
Ubicado a unos 2.000 metros sobre el nivel del mar, el Valle de Núria se encuentra enclavado entre los altos picos de los Pirineos, lo que hace que la sensación en invierno sea gélida: entre los meses de diciembre y febrero se pueden alcanzar temperaturas mínimas medias de -7 °C según MeteoBlue, e incluso en alguna noche invernal se pueden alcanzar los -14ºC, por lo que los más calurosos pueden pasarlo un poco mal si no están protegidos adecuadamente.
A pesar del frío, el valle es un lugar absolutamente fascinante. Además del entorno natural en el que se encuentra, cuenta con una maravillosa estación de esquí en la que los amantes de los deportes de invierno pueden dar rienda suelta a sus actividades favoritas, desde descender por pistas hasta pasear en raquetas de nieve. Por otra parte, durante la primavera y el verano se convierte en un lugar idóneo para recorrer fantásticas rutas de senderismo.
Además de la estación, en este espectacular enclave pirenaico se ubica el precioso Santuario de la Virgen de Nuria, que cuenta con una iglesia que apenas lleva un siglo en pie y un hotel. Además, se ha convertido en un lugar de peregrinación para aquellas parejas que no consiguen tener hijos con el objetivo de hacer un ritual: meter la cabeza debajo de una olla que perteneció a San Gil, un santo que vivió en el idílico paraje.
El tren cremallera, la única manera de llegar al valle
Si quieres visitar el impresionante Valle de Núria, deberás subirte al único medio de transporte que llega a él: el célebre Tren cremallera. Conocido así por el tercer raíl en forma de zíper que hay en el medio de las vías, el ferrocarril recorre más de 12 kilómetros y salva un desnivel de 1.000 metros para alcanzar este precioso lugar.
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