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Recorremos la Wales Coast Path, un sendero épico que da la vuelta a Gales. Por sus paisajes y por su perfil, esta ruta costera es extremadamente dramática.

Playas azotadas por el viento, dunas infinitas y acantilados desgastados por el impetuoso oleaje. Pero también animadas localidades balnearias y pintorescos pueblos pesqueros. Y castillos y huellas de poetas atormentados. Y pubs en los que desfilan las pintas de cerveza. Gentes, en definitiva, acostumbradas a los embates del clima, que viven de cara al mar junto a las marsopas y los frailecillos, los alcatraces y los delfines mulares.
Todas estas estampas de aires remotos se suceden a lo largo de los 1.400 kilómetros que conforman el Wales Coast Path, el sedero que da la vuelta a Gales. Una ruta costera épica que se cuenta entre las más dramáticas del mundo y que es la única que sigue el litoral completo de un país.

Gales, el pulgarcito de Gran Bretaña
Es el tamaño minúsculo de este discreto territorio el que hace posible este peculiar itinerario, que discurre ininterrumpidamente por la costa en un país del que poco se sabe. Un país del que apenas se conoce su posición en el mapa sobre una esquina de Gran Bretaña, arrinconado por la poderosa Inglaterra.
Y sin embargo, Gales es una conjugación perfecta de naturaleza e historia, aderezada por unas gentes extremadamente amables y con un peculiar sentido del humor. Algo que se comprueba especialmente en la sucesión de pueblos que hilvanan el Wales Coast Path en toda su extensión: desde el primero de los pueblos del sur, Chepstow, hasta la villa de Queensferry, al norte, allí donde finaliza la ruta en la desembocadura del río Dee.

Cómo es el recorrido completo del Wales Coast Path
Hacen falta al menos dos meses para hacer este trayecto completo a pie, a un ritmo no demasiado exigente. También hay quien lo realiza en secciones, conectando en cada paso con sus gentes y empapándose de su cultura de raíces celtas, barnizada de miles de leyendas. Porque si bien el Wales Coast Path es el padre de todos los senderos, a su vez, se bifurca en otros cientos de senderos cortos (de un par de horas) aptos para todos los públicos, especialmente las familias.
Quienes opten, sin embargo, por abordarlo completamente, gozarán de todo un catálogo de bahías, playas y acantilados. Pero también de vibrantes ciudades como Cardiff, la capital, que para muchos es el punto de arranque. Un bonito entramado coronado por un majestuoso castillo y salpicado de elegantes galerías comerciales y locales en los que socializar a la caída de la tarde.

El refugio de Dylan Thomas
Pero mucho más que el asfalto, es el entorno natural el que define esta ruta. El de la península de Gower, por ejemplo, con un litoral recortado en barrancos y colinas verdes que se precipitan al mar. Aquí se esconde una de las imágenes icónicas: Three Cliffs Bay, un conjunto de dunas silenciosas que dan paso a tres acantilados ensamblados por un arco de piedra.

La inmensa playa de Rhossili Bay, son su bravo oleaje; el islote de Worm's Head, con las focas repanchingadas al sol, y ls fantasmal aldea de Laugharne, donde el poeta Dylan Thomas se empeñó en instalar su retiro, son otros de los puntos fuertes de este sendero, que avanza con la banda sonora de las olas en paisajes que parecen apartados del mundo.
Aves y fortalezas

Tenby, Saundersfoot, Fishguard y Newport son algunas de estas aldeas marineras con apenas un puñado de casas reflejadas sobre las aguas. Tampoco faltan los castillos como el de de Harlech, Caernarfon y Conwi, ya en el último tramo de la ruta costera, cuando aparece la Bahía de Cardigan y, al fondo, la magnética Isla Anglesey, conectada a tierra por dos puentes. Un colofón perfecto para el mítico Wales Coast Path.
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