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Viajamos hasta la comarca de Las Encartaciones, en la provincia de Bizkaia, para descubrir un municipio pequeño en tamaño, pero grande en tesoros arquitectónicos.

En un estrecho valle dominado por las cumbres de Sierra Lobera y la Peña del Moro y bañado por el río Calera descubrimos el pueblo más pequeño del País Vasco. Un municipio que es también uno de los más bonitos, con 7 siglos de historia a sus espaldas y rodeado de naturaleza. Un enclave de ensueño que aúna cultura, historia, tradición y algunos de los senderos más bonitos de España.
Lanestosa: la joya desconocida de Bizkaia
Lanestosa se encuentra a 65 kilómetros de Bilbao y a 68 de Santander, pero no es un sitio de paso, sino un destino al que se llega para descubrir un legado medieval que perdura entre sus calles y caseríos. Paseando descubrimos los palacios de los siglos XVII y XVIII que se entremezclan con las casas más populares, en las que se aprecian coloridos balcones repletos de flores.

En el centro del pueblo nos topamos con la iglesia de San Pedro, edificio del siglo XVI y con el palacio Colina de Lanestosa, de marcada esencia barroca que, según cuenta la leyenda, sirvió como morada de Carlos V cuando se dirigía a Burgos a través del puerto de los Tornos camino de su retiro.
También debe el viajero descubrir el calero, un horno que se utilizaba para producir cal a partir de piedra caliza o el puente viejo, que antiguamente unía Laredo con Burgos y que hoy constituye uno de los rincones más fotografiados de este pequeño pueblo.

Los amantes de la naturaleza y el turismo rural tienen en Lanestosa un edén que sirve como punto de partida ideal para descubrir cuevas prehistóricas, valles y enclaves naturales en los que practicar senderismo, cicloturismo, espeleología o escalada. Uno de los senderos más populares es el que lleva a la cueva de Pozalagua, famosa por sus estalactitas. También se puede ascender al monte Kolitza, o al Zalama a través de una ruta de 20 kilómetros y solo apta para los exploradores más experimentados, ya que cuenta con un alto grado de dificultad.
A pesar de ser el pueblo más pequeño del País Vasco, Lanestosa cuenta con diversas zonas recreativas, área de caravanas, piscina en la que darse un baño cuando suban los termómetros, un albergue municipal y una interesante oferta de restauración.

Ya tenemos suficientes alicientes para descubrir este diminuto pueblo de Bizkaia, pero los amantes de las tradiciones y festividades populares gozarán fuerte si visitan Lanestosa a comienzos de agosto, puesto que se celebra la fiesta de la Virgen de las Nieves. El 5 de agosto, los vecinos y descendientes de la villa, se reúnen para disfrutar de una de las pocas danzas autóctonas que hay vivas en Bizkaia y que supone el mayor patrimonio cultural de la villa.
Otras festividades en el pueblo más pequeño del País Vasco
En torno al 6 de junio, el Ayuntamiento de la localidad conmemora que ese día del año 1287, Lope Díaz de Haro, Señor de Bizkaia, otorgó el título de Villa al pueblo de Lanestosa, celebrando un pequeño mercado medieval con productos artesanos, comida local, música tradicional y visitas guiadas al Centro de Arte Rupestre KobenKoba.
Y hay más: el primer domingo de septiembre, desde 2013, Lanestosa acoge una concentración de coches clásicos que se supera cada año en número y calidad de los participantes o se celebran también Las Marzas, tradicional bienvenida a la primavera que se ha recuperado gracias al coro El Perenal.
En definitiva, Lanestosa es un municipio pequeño, pero de gran interés gracias a sus tradiciones, una esencia medieval que se descubre en cada rincón y un entorno mágico que permite al viajero descubrir los paisajes más bellos de la comarca de Las Encartaciones.
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