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La huella de Gaudí marca el patrimonio arquitectónico de la ciudad de Barcelona y le dota de un valor incalculable, una belleza que atrae año a año a millones de personas de todas partes del mundo. La Sagrada Familia es el máximo exponente de este arquitecto catalán, seguida de otras obras como la Casa Batlló, la Casa Milà o el Park Güell.
Pero más allá de estas construcciones tan icónicas, en la Ciudad Condal podemos encontrar otros trabajos de Gaudí mucho menos conocidos, pero que nos sorprenderán enormemente. Es el caso de la iglesia de Sant Pacià, cuyos suelos están decorados con bonitos mosaicos diseñados por el genio del modernismo.
El trabajo de un joven Gaudí
Entre 1876 y 1881, se levantó en el distrito de San Andrés la iglesia de Sant Pacià como la capilla del colegio de la Congregación de Religiosas de Jesús-María. Joan Torras Guardiola, el arquitecto municipal, fue el encargado de su construcción, dotándola de un estilo neogótico. Este fue uno de los profesores de Antoni Gaudí en la Escuela Provincial de Arquitectura y encomendó a su joven discípulo el diseño de los mosaicos del suelo, que posteriormente realizaría el marmolista Luigi Pellerin.

Así, un recién graduado Gaudí se puso manos a la obra, dando como resultado unos preciosos mosaicos elaborados con mármol y arenisca de diferentes colores, y con motivos florales y geométricos. Al diseño también se suman las letras alfa y omega, es decir, el principio y el fin, y las iniciales J y M, que hacen referencia al nombre de la congregación religiosa. Este trabajo decora el pasillo central y el crucero del edificio y "tiene muy poco que ver con la etapa modernista de Gaudí", explican desde el Ayuntamiento de Barcelona.
De almacén de grano a parroquia
En 1890, las monjas de Jesús-María vendieron la iglesia a la Congregación de los Hermanos Maristas, que instalaron allí su noviciado y una escuela para chicos. Sin embargo, en 1909 esta sufrió un incendio durante la revuelta popular anticlerical conocida como la Semana Trágica, y fue vendida de nuevo. El templo pasó a ser utilizado como almacén de grano y legumbres hasta 1923, cuando el Obispado de Barcelona lo compró y lo consagró a Sant Pacià, convirtiéndose finalmente en una parroquia en 1930.

Esta construcción neogótica cuenta con una nave única, bóvedas ojivales, y altos ventanales. En 1985, a la decoración interior se lea añadieron las pinturas murales de Eudald Serrasolses y un Cristo Resucitado tallado por el escultor Juan María Medina Ayllón. Además, los mosaicos de Gaudí fueron restaurados en 1988 por Lluís Bru.
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